“Hay que saber nadar lo justo para abstenerse de salvar a los otros”
(“París no se acaba nunca”, Vila – Matas)
Y entonces te miré y lo supe:
- Estoy muy feliz, estoy contenta
Me dijiste.
Y entonces miré tus ojos y lo supe:
- Me hace muy feliz verte feliz
Te dije
Y entonces me miraste desde dentro y lo supe.
Y no volvimos a decirnos nada. Estaba todo dicho. Mis ojos se dejaron a los tuyos y empezaron a brillar con más fuerza debido, seguramente, a la felicidad de la luz que transmitían los tuyos.
Tus ojos brillaron para mí y eso me hizo feliz. Feliz brillé para ti y creí ver que eso te hacía feliz a ti.
Y no hizo falta nada más.
Y a partir de ese momento supe que nunca más tendría miedo.
Y que pasara lo que pasara, siempre sería yo más feliz cuando tú también lo fueras.
Y a partir de ese momento supe que desde aquí, siempre necesitaré mirar la otra orilla para verte feliz.
Y a pesar de que nunca sabré nadar, estaré para la eternidad vigilando esos ojos que me dicen que eres feliz. “Hoy sopla el viento para ti” y me encanta que me dejes despeinarte con todo mi ser.
Y mi felicidad…
Pasara lo que pasara…
B.S.O.: "La otra orilla" (Los Enemigos)
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