Hace
más de dos meses que no se publica nada en esta página. No tiene
que ser malo pero es así. Hace algún tiempo (mucho menos que dos
meses) que me ronda por la cabeza escribir publicar algo aquí pero
lo voy dejando. Ya se sabe, las mujeres, la fama, la noche me
confunde... Pero nada es excusa. Y todo es falso. Hace tiempo que
tengo otras cosas en la cabeza. Aunque necesite dinero para ello.
Si
tuviera dinero el primer proyecto que emprendería sería el de crear
una serie para vendérsela a la HBO (creo que es la única cadena que
me permitiría la libertad creativa que requiere afrontarla y a la
única que le podría interesar) sobre el apasionante momento, y todo
lo que le rodeó, en el que Fernando Arrabal y Christoph Tzara, hijo
de Tristan Tzara, planearon matar a Franco aprovechando el dadaísmo
inclasificable del primero y los conocimientos científicos del
segundo. Se plantearon mandar al caudillo un libro de Santa Teresa,
por quién Franco tenía devoción, con las páginas envenenadas. Un
poco a la manera de los asesinatos de la abadía de El nombre de la
rosa de Umberto Eco. Un plan del que poco se sabe pero que puede dar
lugar a una saga si mezcláramos, tan de moda ahora, lo real con lo
ficticio, lo que ocurrió con lo que podría haber ocurrido. Ese plan
que, según parece, abortó el Partido Comunista y del que nunca más
se supo. Francisco Franco Bahamode murió en el 75 en la cama de un
hospital meses después de que yo hubiera nacido, aunque esto no lo
he sabido hasta varios años después, y el dadaísmo no fue clave en
la historia de España y su destino en lo universal. Las
tribulaciones de un Tristan Tzara en unas visiones futuristas viendo
a su hijo y a su amigo maquinando uno de los episodios que podrían
haber cambiado la historia de España y quizás Europa por extensión.
El niño físico y el filósofo, dramaturgo inclasificable, no lo
consiguieron. Pero la historia puede dar para mucho. Para diez
episodios concretamente.
(Captura real desde @cabezadavestruz) |
Hace
más de dos meses que se publica nada por aquí. Ni uno, ni dos, ni
mucho menos diez episodios. Pero Fernando Arrabal me sigue en
Twitter. Y, le pese a quien le pese, yo sigo más vivo que nunca.
Aunque no lo vaya gritando a los cuatro vientos ni publicando por
aquí.
Gracias
y saludos cordiales.