¿Conoces la historia del
que quiso volver a sentir el placer de aprender a hacer algo vital
por primera vez y se amputó los pies para poder aprender a andar de
nuevo?
Yo era de esos chicos que
revisaba la discoteca, cuando iba a alguna casa, momentos previos a
acostarme con alguien, y decidía si hacerlo o no en base a ello...
Ella no tenía discoteca, pero era un encanto.
- ¿No tienes discos?
- Ya no se lleva.
- No digas eso.
- Nunca he sabido qué
escuchar.
- ¿Conoces los Clash?
- No
- ¿Ramones?
- No
- ¿Kinks? ¿Dylan?
¿Doors? ¿Nirvana? ¿Led Zeppelin? ¿La Creedence? ¿Sex Pistols?
¿Hendrix? ¿Pearl Jam?
- ¿Cómo? ¿Nirvana? Me
suenan...
- Tenemos trabajo por
hacer.
Ya había decidido
traicionarme, olvidar mis principios y convertirme en su Maestro Yoda
musical porque ella me gustaba mucho. Muchísimo.
- ¿Keith Richards?
- ¿Quién?
Me enamoré para siempre.
Puse “Like a Rolling Stone” para acompañarnos haciendo el amor,
porque después, le iba a descubrir todo el rock de la historia y yo
me cortaría los pies para acompañarla, para sentir lo que es darse
cuenta de que estamos aprendiendo a caminar de nuevo. Juntos.
P.D.: En ocasiones mando cosas a concursos. Rara vez gano, pero luego me queda material para publicarlo aquí o para dejar que maduren y si son microrrelatos, que crezcan, o si son más grandes, quedarme con lo esencial. Esto era para un concurso de microrrelatos de rock. Evidentemente, no me sacó de pobre...
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