¿Recuerdas el 6 de Octubre de 1999?
Necesitabas huir y yo no quería que te fueras. Sé que había hecho algo malo y que era imposible que quisieras seguir a mi lado. Pero no podía aceptarlo. Eras lo último que podía consentir perder. Nada en el mundo me importaba más que retenerte a mi lado. Al precio que fuera. Costara lo que costara. Aún en contra de tu voluntad.
No te fuiste.
No sé muy bien qué fue lo que te convenció para que te quedaras a mi lado. Probablemente me viste tan vulnerable, tan insegura que en contra de todos tus principios decidiste dar un giro total a tu vida y mantenerte cerca de mí. Y no me abandonaste.
Vivía obsesionada con Juliette Lewis chupándole el dedo pulgar a Robert de Niro en El Cabo del Miedo. Aunque mi obsesión siempre estaba más enfocada en el dedo.
El dedo es algo de lo que no gusta hablar en público. Para mí, el concepto dedo me acompaña desde bien chiquitita, pero nunca quise hablar de ello con nadie. Salvo con ella.
En una de las escenas más eróticas de la historia del cine, Juliette Lewis, está en el teatro de su instituto para conocer a su nuevo profesor, que resulta ser Robert De Niro, un ex convicto, que dedica su vida al salir de prisión a hacérsela imposible al abogado – Padre de Juliette que lo defendió de los cargos de violación a una adolescente, del que tiene la certeza de no haber hecho todo lo posible por ganar su juicio…
Vivo obsesionada con Juliette Lewis en esa película. Pero sobre todo, vivo obsesionada con el dedo pulgar de la mano derecha de Robert De Niro. Sé que es algo que no podrá salir de mí en la vida.
Mientras viva. Y mientras ella esté a mi lado, seguiré viva. Aunque ya no quiera hablar de dedos.
Mientras viva. Y mientras ella esté a mi lado, seguiré viva. Aunque ya no quiera hablar de dedos.
Escarbas en mi memoria y entre millones de historias, te recuerdo el día en que nuestra profesora de gimnasia me introdujo el dedo en la boca tras pasarme la mano cariñosamente por su redonda cara.
Aquello provocó nuestra primera discusión. Yo no te entendí entonces. Tú no me entiendes ahora. Sólo éramos dos niñas. La noche de 6 al 7 de Octubre de 1999 seguíamos siendo dos niñas. Hoy todavía pensamos que lo somos.
¿Recuerdas el 7 de Octubre de 1999?
Fue el día después. Fue un día duro. Necesitabas huir y yo no quería que te fueras. Sé que había hecho algo malo y que era imposible que quisieras seguir a mi lado. Pero no podía aceptarlo. Eras lo último que podía consentir perder. Nada en el mundo me importaba más que retenerte a mi lado. Al precio que fuera. Costara lo que costara. Aún en contra de tu voluntad. Ese día ya había ganado una batalla: La del día anterior.
Ha pasado el tiempo.
Vivo obsesionada con Juliette Lewis chupándole el dedo pulgar a Robert de Niro en el Cabo del Miedo. Aunque mi obsesión siempre estaba más enfocada en el dedo.
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