Mi vida está llena de frustraciones. Algunas reversibles cual
camisetas de tres al cuarto. Otras irremediables como las
limitaciones físicas derivadas de la edad o estados carenciales del
organismo. Pero las más duras, por lo estúpido de su explicación o
lo anormal de su causalidad, son las que provienen de cuestiones
estéticas. El no follar por no gustar. El no ser nadie por no tener
un cuerpo diez. El ser despreciado por vestir diferente. El no poder
atar tus manos con una corbata para follarte porque nunca uso
corbata.
La ausencia de corbata en mi modo de vestir da un toque desenfadado a
mi estilo. Proporciona libertad a mi cuello y mi garganta. Me impide
trabajar en ciertas empresas, despachos e incluso en organismos
oficiales. Pero lo más duro de no usarla es no poder atarte las
manos para follar contigo.
A pesar de ello, me levanto de la cama y le digo “buen día” al
mundo con la ilusión de que antes de llegar la noche todas estas
cosas que me pasan por no llevar corbata sean intrascendentes y
consiga que te abalances sobre mí en cualquier momento y me asfixies
con lo primero que tengas a mano. Y la ilusión me llega hasta que en
la noche cierro los ojos buscando un nuevo día sintiendo el agobio
extraño en la garganta que me oprime como si usara corbata a la
manera en la que alguien siente como le pica un miembro amputado. A
pesar de ello, el “buen día” deposita todas sus esperanzas en la
noche, que es cuando más cerca estamos la una del otro, porque es el
momento en el que más posibilidades hay de caer juntos y desnudos en
la cama. Cuando ya no importen las corbatas y el silencio de lo que
nos rodee se haya convertido en oscuridad cómplice.
En ocasiones creo que lo pienso todo demasiado y eso hace que te
vayas de mi lado sin ni siquiera dar importancia a que lo peor de no
usar corbata habitualmente sea no poder usarla para atarte las manos
cuando quiero follarte.
En el fondo no es más que una más de mis imposturas estéticas.
Solo quiero despertar y tras el “buen día” ver que una vez más
los periódicos mienten sobre mí: "Él no era una persona normal ni
saludaba siempre a todos sus vecinos".
Llevara o no llevara corbata...
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