martes, 30 de noviembre de 2010

Otra noche sin dormir (Volumen 7): La Señorita que vivía en un relato de misterio.

"Soy un paranoico al revés. Siempre sospecho que la gente está planeando algo para hacerme feliz."
(J.D. Salinger)

Llevaba un tiempo perdida. No sabía qué era pero sentía que había perdido la inspiración, la capacidad de imaginar cosas que antes salían solas. Las musas me han abandonado –llegué a pensar sin tener el menor respeto por mi autoestima- y se han ido con otra.
No había otra, de eso estaba segura, pero lo cierto es que no era capaz de plasmar todo lo que quería con la facilidad de tiempo atrás. Intentaba recordar con precisión cuándo había empezado a sentir aquello, pero son cosas que no tienen un momento concreto, o al menos eso pensaba entonces.
 
Sospeché de todos. No me fiaba de nadie. Paseaba por las calles en busca de la inspiración perdida y lo único que hacía era mirar con desprecio a todo lo que me rodeaba. En aquella casa, en ese bolso, en ese coche, en esa nariz, en ese envoltorio arrugado… Podía estar lo que me había quitado lo que yo más quería.

Si había problemas, debían de estar cerca. No tenía sentido que me perdiera buscando por ahí lejos, lo que no encontraba en mi contexto. Si debajo de todo aquello había un problema concreto, debía estar cerca de mí, cuando no, ser responsabilidad mía. Volví a hacerme daño, como de costumbre, y no me gustaba. Pero debía escarbar en la herida si quería salir de aquello. 
 
Tenía que buscar cerca de mí.
 
Empecé a molestar a mi entorno. Perdí los estribos haciendo responsable de lo que me pasaba a todo lo que tenía cerca, lo cual era peor que hacerlo con lo que tenía lejos, porque me dolía mucho más. A fin de cuentas me estaba maltratando a mí misma a costa de lo que me rodeaba.
 
Pasé de lo animado a lo inmaterial, y de lo inmaterial a lo concreto. Cuando alguien busca algo con desesperación, lo mejor es conservar la calma y remitirse a lo más obvio y lo más cercano y palpable.
En un ejercicio de practicidad poco común en mí, me dediqué a simplificar el problema y busqué donde solía trabajar con mi inspiración. 
 

 
 
Abrí el cajón de las drogas y estaba lleno, como de costumbre.
Abrí el cajón del porno y estaba repleto, como de costumbre.
Abrí el cajón del dinero y estaba vacío, como mandan los cánones.
Abrí el cajón de otras prioridades y estaba hecho una gelatina infame, como de costumbre.
Abrí el cajón de las Cosas No Importantes, y vi algo: Entre miles de personajes revueltos, entre millones de escenas evocadas, entre cientos de recuerdos aprovechables… Estaba ELLA.
 
Tan perdida como la dejé, pero sumida en el peor de los olvidos: El que te otorga tu creadora cuando ya no le eres útil. La Señorita que vivía encerrada en un relato de misterio había sido abandonada sin ningún miramiento. Cuán despreciable me hubiera parecido aquello si no supiera que YO era la única responsable.
 
Hacía tiempo que me había comprometido a crearla, pero enfrascada en una subida de importancia de las drogas, el porno, el dinero y los recurrentes chupetones esporádicos a la gelatina informe del cajón de prioridades, decidí dejarla allí hasta mejor ocasión.
 
Hay veces en los que no se deben dejar las cosas en cajones poco frecuentados. Y ésa, sin duda, era una de ellas. La Señorita que vivía encerrada en un relato de misterio estaba confusa y perdida, esperando que dejara de hacerla vivir aventuras fantasiosas que nada tenían que ver con ella, por mi mero placer de darle una forma más o menos aceptable. Ella no había llegado al cajón para ser una más, estaba destinada a vivir encerrada en un relato de misterio, no en un pastiche abandonado y recuperado de cuando en cuando. Ni siquiera en una vorágine de drogas, porno y dinero. Ni siquiera en un relato de prioridades…
 
Descubrí que mis carencias eran mayores de lo que nunca había estado dispuesta a pensar y que aquella Señorita que vivía encerrada en un relato de misterio lo estaba pagando sin tener culpa.
 
Decidí pegarle una hostia con la mano abierta a mi autoestima, una patada en los huevos a mi ego, y un golpe bajo a todo mi ser, pero no sabía cómo se hacía. Tanto tiempo abriendo y cerrando cajones inadecuados me habían colocado en un pedestal inaccesible al que ni yo misma podía llegar.
 
La Señorita que vivía encerrada en un relato de misterio, pese a todo, me miraba con misericordia. No quería hacer daño, no estaba allí para eso, aunque tendría todo el derecho a hacerlo.
 
La miré a los ojos como nunca antes había mirado a nadie. Sonreí y la dejé escapar.
 
Salió volando por una ventana cerrada debido al frío invernal, seguramente camino a la Inglaterra de la Época Victoriana, donde siempre supuse que se encontraría en su ambiente más adecuado.
 
La dejé escapar aún a riesgo de no volverla a ver más y me resigné a ver pasar el tiempo. No se llega a la Inglaterra de la Época Victoriana como quien baja al garaje a por más leña porque tiene frío.
 
Estaba segura de que la echaría de menos. Tendría que aprender a vivir como si nunca hubiera existido. Como si nunca la hubiera conocido.
 
Pasado el tiempo me sentí liberada.
 
Volví a componer canciones de amor una noche de Noviembre tal como hoy. A fin de cuentas, no sabía hacer otra cosa.
 
 
Aunque la Señorita que vivía encerrada en un relato de misterio nunca llegara a comprenderlas.
Aunque nadie llegara a comprenderlas.
Aunque no tuviera ni idea de lo que era aquello del amor a lo que cantaba.
 
A fin de cuentas, no sabía hacer otra cosa…


lunes, 22 de noviembre de 2010

Fotos que me gustaría haber hecho a mí (Volumen IV):


“Dalí Atomicus” (Philippe Halsman en colaboración con Dalí)


Hay días en los que no necesito nada. Son esos días en los que me olvido de ser yo misma. Son pocos, pero cuando llegan y me doy cuenta, los disfruto al máximo. Estar fuera de una misma, o simplemente no estar, es lo mejor que le puede pasar a una persona intensa. Es todo tan sencillo y plácido que hasta da miedo. Y entonces, el día pasa a ser normal y empiezo a necesitar cosas. Se acabó el día en el que no necesito nada. He vuelto a recordar quién soy.

Los días habituales están llenos de todo. Es lo que tiene ser yo misma. A veces envidio a la gente que no es yo misma, por no tener que aguantarme. Añoro los días en los que no necesito nada, los días en los que me olvido de ser yo misma. Pero pensando eso no hago otra cosa que alejarme cada vez más de ello y ser aún más si cabe yo misma.

Ayer me olvidé de ser yo misma y no necesitaba nada. Ni a nadie. Me acurruqué bajo la manta en el sofá y encendí la tele sin mucho afán ¿He dicho ya que no necesitaba nada?. Me quedé anestesiada viendo los matinales de noticias sin saber si producía más repulsión Ana García-Siñeriz o los de Telemadrid y eso empezó a preocuparme. En ese momento empecé a ser yo misma y empecé a necesitar cosas. Me asomé por la ventana y vi un pequeño mundo bajo mí ventana que desde el día anterior no existía para mí. Me arrojé sobre él porque ya era yo misma.

Hoy tomo calmantes en un hospital con más de quince huesos rotos y según dicen, he tenido una suerte asombrosa por salvar la vida. Ahora mismo no sé si necesito algo o no soy yo misma. Quizás esté necesitándote y no lo sé. Quizás no lo sepa pero estoy luchando por no pensar demasiado. Quizás los calmantes sean la respuesta para un hiperactivo cerebro que se cansa de ser yo misma.


Anticrónicas de Conciertos en lasgafasdemike.com: Los Chunguitos (Sala Joy Slava, Madrid, 4-11-2010)


Les remito a la publicación de la última Anticrónica en lasgafasdemike.com: Los Chunguitos en la Sala Joy Slava de Madrid, el 4 de Noviembre de 2010.

Por motivos ajenos a la voluntad de cabezadeavestruz, la reseña de esta Anticrónica ha sufrido un retraso mayor del habitual, pero es que hay momentos en los que no se puede estar en todo, además de saberme a humo, saberme a humo, los cigarritos que yo me fumo.



Esperando les den a todos y a todas mucho veneno, reciban un cordial saludo y pasen los allí a leer, que hay veces que merece la pena. El 35 Aniversario de estos grandes, bien merece que echen un vistazo...

Saludos callejeros.


jueves, 11 de noviembre de 2010

Obsesiones y Parafilias (Volumen 9): La chica que soñaba con ser el dedo pulgar de la mano derecha de Robert De Niro introduciéndose en la boca de Juliette Lewis en una escena de El Cabo del Miedo.

¿Recuerdas el 6 de Octubre de 1999? 
Necesitabas huir y yo no quería que te fueras. Sé que había hecho algo malo y que era imposible que quisieras seguir a mi lado. Pero no podía aceptarlo. Eras lo último que podía consentir perder. Nada en el mundo me importaba más que retenerte a mi lado. Al precio que fuera. Costara lo que costara. Aún en contra de tu voluntad.
 
No te fuiste. 
No sé muy bien qué fue lo que te convenció para que te quedaras a mi lado. Probablemente me viste tan vulnerable, tan insegura que en contra de todos tus principios decidiste dar un giro total a tu vida y mantenerte cerca de mí. Y no me abandonaste.
 
 
 
Vivía obsesionada con Juliette Lewis chupándole el dedo pulgar a Robert de Niro en El Cabo del Miedo. Aunque mi obsesión siempre estaba más enfocada en el dedo.
 
El dedo es algo de lo que no gusta hablar en público. Para mí, el concepto dedo me acompaña desde bien chiquitita, pero nunca quise hablar de ello con nadie. Salvo con ella.
 
En una de las escenas más eróticas de la historia del cine, Juliette Lewis, está en el teatro de su instituto para conocer a su nuevo profesor, que resulta ser Robert De Niro, un ex convicto, que dedica su vida al salir de prisión a hacérsela imposible al abogado – Padre de Juliette que lo defendió de los cargos de violación a una adolescente, del que tiene la certeza de no haber hecho todo lo posible por ganar su juicio…
Vivo obsesionada con Juliette Lewis en esa película. Pero sobre todo, vivo obsesionada con el dedo pulgar de la mano derecha de Robert De Niro. Sé que es algo que no podrá salir de mí en la vida.
Mientras viva. Y mientras ella esté a mi lado, seguiré viva. Aunque ya no quiera hablar de dedos.
 
Escarbas en mi memoria y entre millones de historias, te recuerdo el día en que nuestra profesora de gimnasia me introdujo el dedo en la boca tras pasarme la mano cariñosamente por su redonda cara.
 
Aquello provocó nuestra primera discusión. Yo no te entendí entonces. Tú no me entiendes ahora. Sólo éramos dos niñas. La noche de 6 al 7 de Octubre de 1999 seguíamos siendo dos niñas. Hoy todavía pensamos que lo somos.
 
¿Recuerdas el 7 de Octubre de 1999? 
Fue el día después. Fue un día duro. Necesitabas huir y yo no quería que te fueras. Sé que había hecho algo malo y que era imposible que quisieras seguir a mi lado. Pero no podía aceptarlo. Eras lo último que podía consentir perder. Nada en el mundo me importaba más que retenerte a mi lado. Al precio que fuera. Costara lo que costara. Aún en contra de tu voluntad. Ese día ya había ganado una batalla: La del día anterior.
 
 
 
Ha pasado el tiempo.
 
Vivo obsesionada con Juliette Lewis chupándole el dedo pulgar a Robert de Niro en el Cabo del Miedo. Aunque mi obsesión siempre estaba más enfocada en el dedo.
 

martes, 9 de noviembre de 2010

El Agente de la Libertad Condicional de tu esposa recela de mí

Querido Alberto:
 
Me gusta comer piña a destiempo. Por comer piña a destiempo se entiende comerla cuando apetece, no cuando marcan las costumbres habituales. ¿Quién marca las costumbres? En mi casa nunca se comió piña, por lo que no tengo costumbres asociadas a ella desde la infancia. Las costumbres que quiero derribar comiendo piña a destiempo las habré adquirido de mayor, si es que las tengo, o serán parte de la cultura gastronómica de la sociedad en la que vivo. Insisto: Me gusta comer piña a destiempo.
 
Tu esposa nunca hizo nada malo. Últimamente creo que ya no la conozco, pero lo sé. Sé que nunca te hubieras casado con una mujer capaz de hacer algo así. Un hecho como ese define a una persona a la perfección, y tú no eres del tipo de gente que se acerque o se pueda mantener al lado de alguien así. No hizo nada malo, asúmelo. Vas a tener que vivir con ello toda la vida. Tu esposa fue acusada injustamente. No la creo capaz de hacer algo como éso ni en cien millones de años. Ni tú tampoco. Ni ella.
 
La sala de espera de la Academia es muy pequeña. Está salpicada por cuadros con escenas motivacionales, que creo van más enfocadas a los padres que a los niños. Al menos no imagino qué efecto puede provocar en la actitud de mi hijo un cuadro con la imagen un joven con birrete en el que pone “ÉXITO”, ni otro con una preciosa estampa de tres bellas adolescentes saltando por el parque en el que pone “TRIUNFAR”. Quizás no haya interiorizado del todo que aquello no es más que un negocio y que al dueño sólo le interesa el “triunfo” o el “éxito” de mi niño para que yo repita el siguiente trimestre y siga engordando su cuenta corriente. La educación está muy mal últimamente. La "meritocracia" en que vivimos nos ha metido a todos, empezando por los padres y las madres, en una dinámica peligrosísima en la que no dejamos a los niños, ni siquiera eso, ser niños. Hay que triunfar, hay que tener éxito, cueste lo que cueste. A mí me cuesta mucho dinero, pero no me importa. A mi hijo le está costando la infancia, pero normalmente no pienso en ello. Valoro más que esté preparado para afrontar el futuro con unas mínimas garantías. Aunque se aficione a comer piña a destiempo.
 
 
 
Los últimos acontecimientos me han perturbado un poco y no pienso con claridad. Estoy un poco aturullado y me lío y despisto con relativa facilidad. Tu esposa y yo hemos coincidido algún día que no me tocaba en la recogida de nuestro hijo. A ella le hace gracia, sabe que para mí no es plato de gusto tener que reconocer que me he equivocado y ella tiene razón. Que ese día le toca recogerlo a ella y no a mí, y que me he despistado. Pero le preocupa que me despiste un día que me toca a mí y ella no esté para solucionarlo. Últimamente, gracias a estos problemillas con mi organización, estamos recuperando el gusto por hablarnos y estar juntos. Además, es bueno para nuestro hijo, por lo que todo sale a pedir de boca. Pero al Agente de la libertad condicional de tu esposa no le hace ni puñetera gracia tener que hacer horas extra mientras nos vigila desde un coche aparcado a la puerta del bar de enfrente de la Academia.
 
De un tiempo a esta parte, he visto el coche del Agente de la libertad condicional de tu esposa aparcado frente a mi casa. Los días que vuelvo tarde suele estar por allí. No quiero obsesionarme demasiado con el tema, por lo que intento no pensar demasiado en ello. Entro en casa llego a la habitación y me asomo tímidamente a la ventana para confirmar temores, pero nunca está allí en ese momento. Si fuera un paranoico pensaría que espera a que entre en casa y luego se va… No quiero ponerme nervioso, pero llevo unos días así, y se repite el tema una y otra vez. Creo que el Agente de la libertad provisional de tu esposa está empezando a recelar de mí. Incluso he descubierto restos de piña en el sitio donde creo que aparca el coche. Comer piña mientras se espera que alguien vuelva a su casa, sí que debe ser comer piña a destiempo.
 
Tu esposa come piña a destiempo. Últimamente yo pido un café cortado con sacarina y ella piña. Parecemos dos tarados paranoicos con nuestro peso, mientras compramos al niño un pastelito para que nos deje hablar tranquilos un rato. Creo que estoy empezando a plantearme seriamente volver a tener un niño con ella. Pero tú tienes que estar de acuerdo. Sabes que nunca haría nada así sin tu consentimiento.
 
Al niño le encantaría tener una hermanita -¡Dios! ¡Qué pereza me da eso de hablar de la parejita!- o un hermanito para jugar. Creo que está en la edad ideal. Tu esposa no sabe nada de esto, no lo hemos hablado, pero sé que moriría por volverse a quedar embarazada de mí. Tantas veces como yo quisiera, es lo que siempre decía. Pero me da miedo el Agente de la libertad condicional de tu esposa. De un tiempo a esta parte tengo la impresión de que recela de mí.
 
Creo que aunque no nos lo permitan, deberíamos hablar del tema. En persona, aunque no podamos. Lo veo esencial. No sé qué piensas tú de todo esto, y podría importarme un comino y actuar como me pareciera, sin tenerte en cuenta, pero creo que hace tiempo que directa o indirectamente formas parte de mi vida. Igual que el Agente de la libertad provisional de tu esposa que recela de mí.
 
Ya me contarás cómo lo hacemos. Lo único que me da indicios de que todo pueda salir bien es que me gusta comer piña a destiempo. A tu esposa últimamente parece que también. Y al Agente de su libertad condicional sospecho que siempre le ha gustado. Si no, ésto no tendría explicación. Aunque recele de mí.

Un cordial saludo,
Esteban


jueves, 4 de noviembre de 2010

Carpetazo al Primer Aniversario (Volumen 2 y Final): Soluciones a la falta de información sobre quién está detrás de cabezadeavestruz


"Los libros que aún no me leí
y las canciones que aún no he escuchado
forman hoy parte de mí,
transforman mi pasado"
(“Pesadilla Genérica” Nacho Vegas)

Cerramos el año de una vez. Va siendo hora de ponerse en otra dimensión. Según me cuentan, una de las carencias de cabezadeavestruz (entre otras miles) es no tener una pestañita de información o de “Acerca de” que le explique al visitante de turno (o sea, usted) quién perpetra esta historia.

Hay muchas personas que pierden el encanto de leer este blog en cuanto descubren qué hay detrás de él. Por ello no pienso dar datos biográficos comprometedores, a todas luces irrelevantes, sino que vamos a centrar el tema en lo que a todas y todos nos define: Las filias y fobias, los comportamientos, las adhesiones, los desprecios…

Este es el vademécum que hace que cabezadeavestruz siga en pie y el que habrá que analizar para saber si seguirá adelante. Básicamente las mismas que hacen que merezca la pena casi todo.

Son las Cosas por las que merece la pena estar aquí:



El Like a Rolling Stone de Dylan. El Like a Rolling Stone de Dylan interpretada por los Stones. Pensar que todo puede ser mejor. Creer que, pase lo que pase, siempre me querrás. Cate Blanchett. El atardecer. El whisky de malta. Las desgracias ajenas. Las notas mentales de Homer Simpson. Las chicas de derechas. Susan Sarandon y Tim Robbins. El botón rojo que todo lo activa. Mirar atrás. No conocer a los que salen en las noticias de sucesos de la tele. Ver perder al Real Madrid. El Jamón Serrano. La Familia Corleone. Juliette Binoche. No saber qué es para mí el cielo. Andar descalzo. El olor a napalm por la mañana. Harvey Keitel. Faemino y Cansado. Seguir pensando si me gusta más el Joker de Jack Nicholson o el de Heath Ledger. Wendy James. María Valverde. Christina. Cristina. Natalie Portman y Ariadna Gil con el pelo corto. La adoración por Ray Loriga, Calamaro, Gonzalo Suárez y otros que nadie conoce y que ni siquiera ellos lo saben.
El odio por los días impuestos (Hispanidad, Navidad, San Valentín, Constitución…) aunque algunos permitan descansar de otros días. Jessica Lange follando con Jack Nicholson en El Cartero siempre llama dos veces. Jessica Lange años después. Jessica Lange por mucho tiempo que pase. Enamorarse de conversaciones y de momentos. Palabras como: Crisálida, miscelánea, austrohúngaro, detestable, paradigmática, tamizar, disgusting, fornicable, la mayoría de los adverbios terminados en –mente, obrigado, fanfarria, sinalefa, bambalina, desidia… Aunque algunas no sepa bien qué significan, ni vaya a utilizarlas nunca. Buenos Aires y Nueva York. Lisboa y Garganta la Olla. Regalar y que me regalen. Salirme de la norma. Steve Nash y Nacho Azofra. Amanece que no es poco. Saber que no me gusta el sabor del cordero malo. Un sms de alguien que estaba perdido. Las visitas inesperadas de las musas. Encontrarse con alguien con el paso del tiempo y ver que nada ha cambiado. Adorar el frío y odiar el calor. El olor a gasolina. Estar en casa. Salir como un adolescente. Noviembre y los Jueves. Que sobre el dinero. Acumular cosas. No tropezar dos veces con la misma piedra. Detestar que me intenten convencer de que lo que cuesta mucho se disfruta más después.
Anhelar llegar arriba del todo con el menor esfuerzo posible. Los 7 pecados capitales, uno a uno, empezando por la Pereza. Las Flores del Mal de Baudelaire, Rimbaud y toda la Francia literaria de aquella época. Ser consciente de la relatividad de todo. Detestar Sevilla y enervarse con Andalucía. Que me miren y no me dé miedo. La Brown Eyed Girl de Van Morrison. Kusturica y Karra Elejalde.

Me gusta tener buena memoria, y cada vez me gusta menos no poder olvidar. Me gusta reírme de cosas que sólo yo entiendo. Me gusta reírme enfermizamente de cosas simples. Desprecio pensar que hay que hacer algo con la vida. Odio hacer lo que tengo que hacer y que la gente lo haga y sea normal. Me encanta (y me pone) ver en unos ojos deseo por mí. Me pone más aún que a eso le acompañe una sonrisa, y todavía más que la línea de dientes superior muerda el labio inferior sin perder la propia sonrisa. Que me digan algo que me halague mucho, y más aún si la frase empieza por una exclamación de tipo sagrada (¡Dios!, ¡Virgen Santa!...).  Me da miedo reproducirme y no pienso hacerlo.

Leer Lolita puede justificar una vida. Leer la Biblia también, pero no me gusta en su totalidad. Desprecio infinitamente los que hacen gala de su incultura y a los que les parece gracioso y normal. El acento bonaerense y las canciones en francés cantadas (más bien susurradas) por mujeres. La parafernalia religiosa. La Gran Vía de Madrid. No tomarme nada demasiado en serio. No haber muerto en la cruz a los 33 años. Oir la lluvia caer. Sentir el aprecio sincero. Recordar viejos tiempos. Regalar canciones. Hacer llorar de emoción. No tener una enfermedad terminal. Las confesiones inesperadas y el sexo en los confesionarios. Ese momento en que te das cuenta de que dejas de ser hijo pero no te conviertes en padre. Aún no te has ido y ya te echo de menos. Mi vida con gafas. Fernando Pessoa, los hermanos Cohen y los principios de Julio Medem y Juanma Bajo Ulloa. Magic y Bird. Esa sensación de admiración que te transmite alguien objetivamente digno de ser admirado por mí, pero que no es consciente de ello. Keith Richards y Eric Cantona. El cinismo, el sarcasmo y la ironía. Woody Allen y David Trueba. 

Tomar primero Manhattan y después Berlín. Cecilia Rot, la absenta y Carlota Casiraghi. Tener razón y saberlo antes. El Principito, El Miajón de los Castúos y Paul Auster. Los momentos de intimidad no buscados. Los Soprano y Perdidos. Sentirme identificado con buenas canciones. En el Camino, la Generación Beat, Johnny Deep y Leopoldo Mª Panero. Maradona, que no es una persona cualquiera. La adoración de los que me quieren y el desprecio de los me odian. La diferencia. Bailar con el demonio a la pálida luz de la luna y no hacer planes con tanta antelación. Vender el alma al mejor postor. Ser, a la vez, la mejor y la peor versión de mí mismo. Nick Hornby y el Por qué te quiero en 65 palabras. Julián Hernández y Andy Chango. Dalí y Francis Bacon. 

Hacer locuras con la luna llena como excusa. El Jardín de las delicias. Buñuel, Frank Sinatra y No empezar a chuparnos las pollas todavía. La blasfemia en voz baja, Enrique Vila-Matas y que mis amigos sigan queriéndome y sabiendo que lo son. El Perfect Day de Lou Reed y Saber si vas a dejarme entrar en tus sueños, para dejarte entrar en los míos. Consumir televisión y Halle Berry diciendo “Hazme sentir bien”. Los Celtas por encima de los Íberos y las bacanales romanas. Los Pistons de Denis Rodman y los Kings de Webber. Sentir mi fragilidad en un mundo descomunal y ser consciente de que la gente sin imaginación creen que los demás también llevan una vida mediocre. Hacer una oferta que no podrás rechazar y, por supuesto, Maribel Verdú siempre, y cada vez más…


Y así, hasta el infinto… A fin de cuentas, Aquí nunca dejamos que la verdad destroce una leyenda… (O algo así decían en “El hombre que mató a Liberty Valance”)

Este puede ser el Kit de Supervivencia de cabezadeavestruz, cosas por las que merece la pena seguir adelante. Pero hay mucho más, sólo que ahora no cabe…

martes, 2 de noviembre de 2010

Carpetazo al Primer Aniversario (Volumen 1): De resacas, análisis y agradecimientos.

Pasó la celebración, y casi la resaca…
Para muchos será una chorrada, pero un año de “compromiso”, de “interés extendido”, de “responsabilidad”, de CONTINUIDAD… Es para mí una auténtica heroicidad. Los más próximos saben lo que supone para un desidioso de mi calaña haber hecho ésto. El caso es que creo que le  he cogido el gustillo al asunto y lo mismo me da y sigo con el tema…

80 entradas en un periodo de 365 días. Sale una media de una entrada cada 4,5 días. No es una buena cifra. Viendo los números fríamente no queda demasiado aseado el tema. cabezadeavestruz pretendió desde el primer momento hacer algo diferente. Probablemente a más de uno esto le sonará a la típica melodía repetida y leída en miles de blogs, pero la intención era esa. Por ello, se ha pretendido que cada entrada fuera “algo especial”. No se ha contemplado en ningún momento el post recolectado de otro sitio, sino que cada uno fuera (de mayor o menor tamaño) un cuento, un relato, un desgarro, un vómito, una canción… Pero original y nuevo. Ni siquiera uno de este tipo, como el que estás leyendo en este momento o el siguiente a éste, que forma parte de la necesidad de cerrar el año de manera adecuada. Mirándolo desde ese punto de vista, la media queda más bonita, pero cabezadeavestruz, pese a no querer hacer el post personalista contando qué piensa de tal o cual cosa o comentando la última noticia de turno o recomendando el último video del momento, no quiere engañar y también ha tenido concesiones a la propaganda y las referencias destinadas a inflar el ego del autor. Se trata de los post que remiten a las colaboraciones puntuales en otros sitios. Desafortunadamente no han sido tantos como para alegrarnos, pero todo se andará.
cabezadeavestruz ha ido creciendo como lo hacemos todos: Con el tiempo y con los pasitos dados poco a poco. Las deficiencias técnicas han ido puliéndose en mayor o menor medida, la accesibilidad también. Se ha buscado la manera de hacerlo cada vez más cómodo para ti que estás leyendo esto, dentro de la escala de preferencias y gustos que busca el autor cuando entra en un blog. Esto puede resultar confuso de entender, y bien es cierto que los gustos son totalmente inexplicables, pero a cabezadeavestruz no le gusta entrar en blogs que tarden en cargarse por ciertos artilugios que lo ralentizan, no le gusta que suene música no elegida por el lector, no le gusta que salten ventanas de publicidad… Por el contrario, le gusta los colores horteras aunque dificulten la lectura, la organización extraña sin seguir patrones demasiado definidos (dentro de la lógica del lector), le gusta recomendar sitios interesantes que sirven de inspiración, que ayudan, que acompañan… Y por supuesto, le gusta enseñar y se enorgullece de los que no tienen vergüenza en exponer publicamente que siguen el blog…
Han pasado muchas cosas para que tener esa evolución durante el año: Se cambió el formato de comentarios para facilitar el intercambio necesario en un sitio como éste, pero cabezadeavestruz entiende y comprende que muchos no quieran comentar nada, al menos públicamente. La media de comentarios se ha establecido en algo menos de 4 comentarios por entrada, lo que supone que hay dos personas que comentan algo y cabezadeavestruz responde y sobre todo, agradece el esfuerzo y las palabras… No es mucho, pero los métodos privados de comunicación con el blog (cabezadeavestruz@gmail.com, el caralibro, la barra del bar, el vis a vis de la prisión…) han compensado con creces el asunto. Del inicial mail con el resumen de lo publicado se ha ido creciendo por la inserción de cabezadeavestruz en ciertas plataformas blogueras y/o literarias, hemos aparecido por la tele, por la dinamización (cansina a veces) en el caralibro, se pasó del perfil personal del autor a la propia página de seguidores del blog (que en el momento de escribir estas líneas va por 117 personas, toda una barbaridad para existir hace poco más de un mes), 20 seguidores por perfil de gmail, 61 suscriptores por networkedblogs…
Es un tanto increíble (al menos para mí) la progresión geométrica que ha tenido la difusión de cabezadeavestruz. Se han superado las 6000 visitas desde la colocación del contador en el Diciembre pasado, pero es que en los últimos 2 meses han sido más de 1800. La media actual de visitas es de casi 50 diarias, aunque no se actualice ese día. Los días de actualización casi se duplica por el tostón que se da para ello…
Analizando un poco por encima el mundillo de las estadísticas del blog, aunque sea someramente, se encuentran unos datos que, al autor de cabezadeavestruz, francamente sorprenden, extrañan, hacen reír… Para muestra un par de botones:
A nivel geográfico es obvio que España es el país desde donde más se entra, pero existen visitas desde TODOS los continentes, si obviamos la Antartida… Evidentemente el lenguaje hace que desde América haya muchas visitas, pero hay países que sorprende que alguien entre en cabezadeavestruz desde allí como Camboya, Etiopía, Tailandia, Senegal, Japón, Angola o las Antillas Holandesas…
El ranking de visitas por países a día de hoy en sus cinco primeros puestos es: España, México, EE UU, Argentina y Colombia. Sobre ciudades no voy a ponerme a hablar debido a lo amplio que podría ser el tema.
La gente llega mayoritariamente desde Windows XP (casi el 50%), pero aunque mis conocimientos informáticos sean limitados y vea un montón de historias diferentes de acceso a cabezadeavestruz, desde Blacberrys a Windows 98, me sorprende muchísimo ver que hay varias visitas desde PlayStations, iPhones y iPods… Por cierto, Linux cada vez sube más. Firefox gana en los navegadores y Google en los buscadores desde los que se llega a cabezadeavestruz.
Pero para terminar esta retahíla de datos inútiles que sólo buscan una sonrisa cómplice o un gesto de extrañeza, debo afirmar que da miedo ver cómo ha llegado alguno que otro al blog (Nota del Traductor: ¿Qué es lo que ha buscado en Google para acabar entrando aquí?):
Pasen y vean algunas de las que más me ha llamado la atención que están reproducidas aquí de manera literal tal y como se pusieron en el buscador para llegar, separadas por un punto y coma cada búsqueda:
Se puede meter una mantis en alcohol muerta; Chinas sin ropa; Personas con los órganos colocados en el lado contrario; poemas parafilias mama; fotos de parafilias; soy una buena zorra; que significa la perdida del pudor en la metamorfosis; eso de ser niña buena no va conmigo; mil besos de todas partes te beso allí donde te beso Pessoa; Robin Wright idiota; ahora bebo lo que quiero, follo lo que quiero, esnifar lo que quiero, pero ella es lo ú; quiero dejar de ser una nevera en un piso de estudiantes, un taxi con la luz verde encendida o; que pensar si un chico te dice si escuchaste la canción de melendi como una vela; porque las cigueñas meten la cabeza bajo tierra; …
Pero una de las que más me ha llamado la atención: "Técnicas para dejar la desidia…" Esto sí que no me lo esperaba nunca…
También ha habido muchas búsquedas de Cavezadeavestruz… O referencias sexuales depravadas que me da pudor poner aquí (Imagina el nivel o el cariz de las mismas…)

La encuesta para mejorar el blog no ha recibido toda la participación esperada, pero he sacado algunas conclusiones:
El 63% de los que han contestado la encuesta sobre “¿Qué debería hacer cabezadeavestruz ahora que ha cumplido su primer año?” han pulsado la Opción “Dejarlo como está: Me encantaaaa”. La Macrofiesta a cuenta del autor y Celebrarlo por todo lo alto la siguen con un 54%.
Estos datos quedan claros. La cabeza y la cartera del autor pueden atestiguar que se ha hecho caso al pueblo soberano, pero en otras cuestiones no queda la cosa tan clara:
El 45% de los que han contestado quieren “Felicitar al autor por su talento” pero un 34% quiere “Denunciarlo para que acabe sus días en una prisión turca”… Dada la baja participación en la encuesta es probable que algunos hayan contestado a ambas opciones, lo cual me preocupa aún más…
Y de preocupante puede tomarse también ese 18% que ha marcado “Asesinar a alguien”… (¿A quién?)

Hasta aquí el análisis frío y estúpidamente tedioso de lo que ha sido el primer año. Es la primera parte. La segunda será otro tipo de análisis más en la línea habitual. Como conclusión y tomando un dato más de la encuesta: Sólo 1 persona ha marcado la opción de “Cambiar la irritante combinación de colores”, por lo que tendré que hacer caso de la mayoría y seguir con la pastelosa y dañina combinación por el momento… Además, tengo sospechas de que la persona que ha marcado esa opción es mi oculista…


Cuantos más nos vean, más felices somos tod@s... ¡COMPARTE!