“Te
quiero porque creo que entiendes como soy.
Te quiero porque a ti te
puedo contar lo que a nadie le puedo contar.
Porque puedo sentir que
mi vida a tu lado cobrará sentido y dejará de ser vacía.
Te quiero
porque me preguntaste cuántos años tenía cuando murió mi padre
y
eso nadie me lo había preguntado jamás.
Te quiero tanto que me
gustaría…”
4.35 AM. Interior Noche.
He tenido que dejar de mandar mails
porque me aterraba el momento en el que, después de desarrollar todo
el mensaje, de escribir todo lo que tenía pensado decir, revisarlo y
quedar más o menos conforme (nunca se queda conforme uno), le daba a
enviar y me avisaba que el mensaje no tenía asunto. Nunca supe qué
asunto poner en los mails. He optado por tomar la decisión menos
dolorosa: Dejar de escribir mails para no tener que pensar un asunto
que ponerles. Etiquetar o titular el mensaje es más de lo que podría
asumir nunca, y es lo que me pedía el servidor de correo cuando le
daba a enviar. Su mensaje no tiene asunto ¿Quiere ponerlo ahora?
También podría haber optado por seguir mandando mails sin asunto,
pero ¿Quién los leería? ¿Leerías tú un mail que no llevara
asunto?
Creo que no
Soy la única persona que conozco que
consume porno adyacente. Lo consumo compulsivamente. Tengo un archivo
ingente de porno. Soy la única persona que conozco que consume porno
adyacente. El porno que está entre las escenas que todo el mundo ve.
La conversación forzada, la situación extrañamente patética o
ridícula que conduce al mete y saca, las palabras previas a la
mamada de turno, la excusa que termina en trío... Consumo vorazmente
la parte de las películas porno que todo el mundo pasa adelante para
llegar a lo que les interesa realmente. Yo lo hago al contrario.
Alguna vez reviso las escenas sexuales por si hay algún tipo de
comentario u ocurre algo más allá del folleteo. Así soy de
adyacente. Así me gusta el porno. Así voy tirando.
5.32 AM. Interior. Primeras luces del alba.
Te juro que es la primera vez que me
pasa
¿El qué?
¿Que no se te levanta
o que
me has dicho “te quiero”
sin que tuvieras que decírmelo?
No me
importa, no te preocupes
¿El qué?
¿Que no se me levante
o que
te he dicho “te quiero”
sin que tú quieras que te lo diga?
No me quieres, déjalo...
No se me levanta, déjalo...
Fin del capítulo
"Y esos hombres que tú admiras
que parecen visigodos
mucho
músculo, poco cerebro
y
luego lloran como todos”
(Te quiero, Siniestro Total)
B.S.O. I: Sexo Chungo (Siniestro Total)
B.S.O. II: Sexo Chungo II (Siniestro Total)
B.S.O. III: Te quiero (Siniestro Total)
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