Siguiendo las costumbres
de las películas hacía muchas cosas raras en su día a día. Harto
de ver cómo meten billetes en la ropa interior de las stripers se
dedicó a hacerlo con las chicas que veía y le gustaban en cualquier
bar. Como además era poco amante del verano y salía sólo cuando
hacía frío, y nunca fue un tío sobrado de dinero, convirtió esa
imagen en meter monedas en los bolsillos de los abrigos de las
mujeres que veía apetecibles en los bares. Como en los bares la
gente se quita el abrigo que lleva puesto cuando va por la calle,
podéis empezar a imaginar lo difícil y extraño que se hacía la
costumbre para él y para los que mirábamos de reojo. Porque era
cosa suya, no era un comportamiento que compartiera con el grupo.
Probablemente porque nadie se lo hubiéramos permitido. Podría
contar miles de anécdotas de esta práctica, algunas muy tristes y
no pocas curiosas y divertidas. Podría hacerlo, pero a mí lo que
más me llama la atención es el hecho en sí y la obsesión que
tenía con ello.
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