Diana es especial. No ese especial
que se dice peyorativamente de muchísimas chicas, sino una persona
realmente especial. Es una triunfadora sin triunfo, aunque lo que ha
conseguido en las cosas que realmente le han interesado y ha hecho en
su vida serían un éxito para una gran mayoría de los mortales.
Es una mujer de la que se podría
escribir ya, a su edad, una bonita e interesante biografía. Sobre
todo interesante. Y eso es lo mejor que se puede decir de alguien
para poder escribir su biografía. Interés. Que mucha gente pudiera
ver su vida en unas líneas sin conocerla y tuviera deseos de devorar
esas líneas, de meterse en esa vida, de acaparar esa personalidad,
ese movimiento por el mundo al que llamamos vida.
Quizás
para algunos fuera una biografía como otra cualquiera. Realmente,
todas las biografías tienen un interés limitado al interés que te
despierte el personaje biografiado. Nos acercamos a las biografías
por conocimiento hacia el personaje. Nadie se plantea leer así por
las buenas la biografía de un pastor de Kazajistán porque puede que
no sepa ni dónde está Kazajistán y haya que repetirle segundos
después eso de Ka-za-jis-tán. Puede que la leyera si la escribe su
escritor favorito o si está estudiando el pastoreo de esa zona del
mundo, pero lo lógico es que ni sepa que existe ese libro como no
sabía que había pastores en Kazajistán o lo que sea que le hayan
dicho.
Ese
es el quid de la cuestión: Diana era una persona poco conocida para
el gran público. No se sabía de su existencia más allá de un
círculo -muy grande comparado con el habitual de casi todo el mundo-
que tenía diversas visiones de su vida. Diana no era famosa, aunque
ella siempre pensó que lo sería muy pronto. Aunque algunos pensemos
que lo llegará a ser algún día. Pero en ese círculo, mucha gente
ni se imagina que Diana tiene dentro de sí una gran, amena,
excitante y maravillosa biografía por la que muchos famosos
matarían.
Conocí
una vez a un tipo que decía ser biógrafo. Era un conocido de otro
conocido, amigo de alguien, o algo por el estilo. Vamos, que no era
una persona a la que yo fuera a escuchar mucho ni dar pábulo a sus
palabras, pero las veces que coincidí con él parecía tener muy
claro a qué se dedicaba y qué significaba lo que hacía.
Llevaba
un tiempo dedicado a ganarse la vida escribiendo cosas por encargo.
Lo mejor de su trabajo eran las biografías. No le daban mucho
trabajo, bastaba con acercarse todo lo posible a la persona que le
hacía el encargo y preguntar, preguntar, preguntar. Siempre le gustó
preguntar. Decía que era una manera muy fácil de evitar que su
mente hiciera elucubraciones inútiles porque lo que necesitas saber
te lo dicen. Había casos en los que le encargaban la biografía de
un muerto y la labor era aún más fácil porque bastaba con
investigar en cartas y documentos, en espacios que haya dejado vacíos
el finado (¡Cómo me ha gustado siempre esta palabra!) para
encontrar algo de interés que contar, además de ir modelando a su
antojo todo lo que le cuente la gente que lo conoció en vida. Esas
tareas no caen por la falta de inspiración nunca, que parece que fue
lo que le colocó en el mundo de las biografías y su carrera
literaria no echó a volar nunca. Estaba feliz porque le bastaba con
modelar los acontecimientos de manera elogiosa con el biografiado
para que todo el mundo estuviera contento.
Yo
podría escribir una biografía de Diana, lo sé. De acuerdo a lo que
me contó aquel biógrafo, parecía fácil e incluso entretenido. Y
de entretenido, Diana lo tenía todo.
Pero
yo tengo un problema que pocas veces se valoran en la elaboración de
biografías: No sé escribir.
Aunque
sepa mucho de Diana. Me encantaría que me encargaran su biografía y
saber más y más de ella. Convertirme en una entendida en su
materia, en su figura, y cuando llegue a ser grande y conocida,
ganarme la vida aportando mi visión de experta en ella. O
simplemente, forrarme contando una gran historia. Su historia. La que
tiene y que está por escribir.
Cuando
la besé por primera vez lo supe. Ella era de esa clase de chicas que
cantaba un tipo de canciones que sólo puedes escucharlas en francés
. Se lo dije. Podría ser un título maravilloso para su biografía.
Pero
no sé escribir...
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