Desde muy pequeñito comprendí que soy de ese tipo de
personas afortunadas que han nacido para trabajar en Playboy.
Afortunado por trabajar en Playboy, pero escritor de sus
artículos, de los textos que acompañan a las fotos y que nadie lee. Ni siquiera
podría asistir a las sesiones fotográficas con las guapas de turno porque yo
sólo tendría que escribir los textos. A los fotógrafos les gusta trabajar solos.
Admiraría al fotógrafo, como es lógico, envidiaría a los que
maquillan a las chicas, incluso al que compra la revista y se mete de lleno en
los reportajes con fotos de guapas desnudas.
Yo trabajaría en Playboy pero sería una persona ajena a las
tetas y demás estímulos característicos de la publicación.
Hablaría con grandilocuencia de lo que hago para ganarme la
vida, como es norma habitual en la sociedad en la que vivimos, pero evitaría
dar muchos detalles, para que nadie supiera de mi frustración.
Frustración de no encontrarme solo frente a las modelos y
actrices que pasaran por la revista.
Frustración de intentar llevarme a tantas a la cama y no
conseguirlo.
Frustración de llevarme a menos a la cama y follar
buscándote en todos los cuerpos, todos los sabores, todos los olores.
Y creo que estaría bien así. No podría estar viendo tetas
constantemente y preguntándome ¿Dónde estás?
Ya es duro que me pase simplemente
al enfrentarme al folio en blanco…
Postdata de actualidad:
Hoy ha fallecido Sylvia Kristel. Emmanuelle, la gran Emmanuelle. Con ella han muerto muchas
de las cosas que mataron a mi infancia. Hoy me he sentido un poco viudo.
Se fue la mujer que nos enseñó por primera vez que se puede
follar a miles de kilómetros del suelo.
Se fue la mujer que hizo que cada vez que veo un sofá de
mimbre sufra una terrible erección.
Aunque sólo sea por imaginarte a ti sentada
en él…
B.S.O. I: ¿Dónde estás? (Jaime Urrutia y amigos)
B.S.O. II: Emmanuelle negra en el valle de los zombis
(Siniestro Total)
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