Y llegó un día
en el que decidí
que
si algo no me podrías quitar nunca,
era que me masturbara pensando
en ti.
Y a partir de ese día,
me di cuenta de
que te echaré de menos
para siempre.
Aunque siempre estés aquí.
Aunque me salgan callos
o se borre la
tinta de mi mano...
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