"A. Todos los hombres son mortales.
B. Sócrates era mortal.
C. Todos los hombres son Sócrates.
(La última noche de Boris Grushenko, Woody Allen)
INICIO
Me desperté inquieto. Más de lo normal. No sabría decir bien porqué, pero algo me pasaba aquella mañana.
Me había costado conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada aunque aquello no era relevante pues me pasaba muy a menudo. Estaba cansado y maldije la hora en la que el despertador sonó a pesar de saber que yo era el único responsable de que se activara precisamente a esa hora.
Bueno, yo y el maldito trabajo al que me sentía atado para poder pagarme un poco de vida cuando no estoy en él.
La vida fuera del trabajo cada vez era más escasa, y el trabajo dentro de la vida era cada vez más asfixiante.
Mis sentimientos hacia todo lo que me rodeaba era cada vez más confusos. Mis sentimientos hacia mí mismo eran cada vez menos indulgentes.
Me dolía la cabeza muchísimo. La falta de sueño es algo a lo que uno acaba por acostumbrarse, pero sus consecuencias no las mides nunca adecuadamente.
Hacía tiempo que no leía el periódico. Hasta en eso estaba cambiando. Yo siempre había sido una persona interesada por lo que sucedía en el mundo, pero el periódico lo leía muy habitualmente porque me gustaba leer cosas de actualidad, aunque fueran patrañas y signos inequívocos de que todo estaba muy mal.
De la tele no me fiaba, pero esa mañana hacía frío. El café y los informativos matinales serían los acompañantes perfectos hasta que llegara la inevitable hora de ponerme el disfraz de persona normal y salir a trabajar.
Definitivamente, iba a tener un mal día. Las guapas presentadoras de los telediarios matinales parecían querer avisármelo antes de que pusiera un pie en la calle.
En cualquier caso, debía hacerlo. No por apetencia. Debía salir a la calle y encaminarme al trabajo, no había otra. Los telediarios matinales y el café cargado no habían hecho más que recordarme que había pasado otra noche sin dormir y eso no podía ser bueno en ningún caso.
NUDO
Estoy en la calle de buena mañana.
Voy a comprar el periódico.
Me da igual que no haya dormido mucho y que el día vaya a ser la mierda de costumbre, voy a ver si el periódico me anima constatando que el mundo que me rodea está hecho una piltrafa.
La primera en la frente: El Papa dice que el matrimonio entre homosexuales acabará con la humanidad.
La verdad es que la noticia tiene su gracia. Al menos a mí me lo parece. No quiero salir del armario, el matrimonio me produce pavor además de parecerme una de las instituciones más perniciosas que ha inventado nunca el ser humano, y al Papa lo considero el ser humano más infecto que hay sobre la faz de la tierra, me da pavor, y debería ventilar su armario de una puta vez.
La noticia del día. Inundando los medios. El Papa ha vuelto a hablar. Yo tengo que ir a trabajar. La humanidad se va a acabar por culpa de los gays y el Papa lo sabe antes que nadie.
Yo no gay, ni el Papa, ni papá… Aunque creo que sólo estoy completamente seguro de la opción del medio. Yo quiero acabar con la humanidad hace mucho tiempo, pero nunca he sabido cómo hacerlo. Ahora tengo que ir a trabajar. Cuando salga quizás piense un poco más en ello. El Papa me ha dado muchas pistas. La extinción de la humanidad es una de mis fantasías más húmedas de siempre. En mi armario entra luz desde el exterior…
DESENLACE
Esta noche voy a soñar con follarme a todo hombre que me encuentre por el camino. Y cuando digo hombre, digo persona de sexo masculino, no quiero que quede la duda de si estoy usando el maldito genérico y con ello me refiero a ambos sexos.
Voy a salir a la calle y al primero que me cruce le voy a dar mi amor de la mejor manera que pueda. Y luego iré a por otro, y a por otro, y a por otro… Hasta que esté cansado de follarme a todo los tíos que me encuentre.
Descansaré un rato y seguiré. Toda la noche. Aunque se convierta en otra noche sin dormir. A fin de cuentas, cuando más se liga es por la noche, o al menos eso es lo que todos creemos. Y hay que aprovechar.
Follaré y follaré hasta que alguno se enamore de mí. Y cuando estemos los dos enamorados nos casaremos rápidamente. Y le dejaré por el primero que pase. Y cuando me vuelva a enamorar, me casaré de nuevo. Y volveré a dejar a éste por el primero que pase. Y así…
Me casaré con todos los hombres que pueda. A mi madre no le gustará que salga del armario y me case con un hombre, pero con tal de ser la madrina en alguna boda y ver a su hijo de punta en blanco, el disgusto se convertirá en ilusión rápidamente. Aunque la ilusión se le pasará cuando lleve tres o cuatro bodas. Y más cuando se dé cuenta de lo rápido que lo voy a hacer. Y más aún, cuando sepa que lo hago por acabar con la humanidad…
A esas alturas ya habrá amanecido y habré pasado otra noche sin dormir…
La humanidad seguirá existiendo y yo seguiré teniendo que ir a trabajar.
Y el Papa, al respecto, ya puede decir misa (Nunca mejor dicho).
Nota del Traductor 1:
Este post tiene hilo musical. No tiene nada que ver con el Papa, pero lo escrito aquí arriba no tiene nada que ver con él tampoco.
Nota del traductor 2:
En muchas de las líneas de esta historia se confunde el sexo con amor, y el amor con el sexo. Del sexo se llega al amor, y del amor al matrimonio. Del matrimonio al sexo no se dice nada. Y se obvia (conscientemente) lo improbable de que alguien como yo pueda ir por ahí follándose a lo primero que se le cruza, no por falta de ganas propias, sino por desgana de la otra persona. Sea hombre, mujer, animal o cosa…
Nota del traductor 3:
El mismo día que el Papa dice ésto, una turista suiza es detenida por intentar grabar un corazón en el interior de la Alhambra. Quizás no tenga nada que ver, pero por si acaso voy a seguir desconfiando muy seriamente de la humanidad. Se extinga o no…
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