miércoles, 19 de diciembre de 2012

El Apocalipsis llega demasiado pronto







Arthur Rimbaud murió demasiado pronto para imaginarlo.

Me hubiera gustado que él fuera el segundo de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, pero decidió desde muy joven que la vida no tenía mucha gracia y dejó de escribir para morir traficando con armas en África. Nunca  me perdonaré que no hubiéramos tenido tiempo de conocerle.

Nacimos tarde para los Rolling Stones, para follar sin conocimiento en Woodstock, para tirar piedras en el Mayo del 68 de París, para llorar a Lennon, para tomar La Bastilla, para meneárnosla con Sara Montiel…

Arthur Rimbaud nació demasiado pronto para ser mi amante. Ni siquiera me imagino con él en algo más que una fascinación lírica. Fue toda su vida lo bastante jovencito como para no ser santo de mis ansias sexuales.

Nacimos tarde y los muy grandes murieron pronto.

Creo que va a ser cuestión de dejar de mirar la ventana esperando la llegada del Apocalipsis y esperar al lado del teléfono por si llamas. Hay cosas para las que nunca es demasiado tarde…



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