Nunca
sabrás lo que es la melancolía si no duermes con ella.
Yo dormí
con ella una vez.
En aquel hotel.
Eran tiempos maravillosos.
Desde
entonces no hago más que gastarme todo mi sueldo comprando
almohadas.
No consigo encontrar ninguna como la compartimos aquella
noche.
Ya no duermo.
Todas me molestan.
Me acuesto porque hay noches
que no encuentro motivo para no hacerlo.
Pero me sienta muy mal.
A
veces me dejan el cuello hecho polvo y, en otras ocasiones, me
impiden echar un buen polvo porque la posición de mi cabeza me
distrae de la persona que tengo encima.
No.
Nunca sabréis lo que es
pasar la vida en una permanente búsqueda porque ya no puedo vivir
sin volver a encontrar la almohada de aquel hotel donde nos amamos
aquella vez.
Tendremos que probar.
A amarnos.
Sin melancolía.
Esa
puta que nos separa.
No te la pienso presentar.
Nos debemos una noche.
Sin ella...
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