martes, 6 de enero de 2015

Cabinas de teléfono







El otro día me dio por preguntar por ahí si recordaban cómo era antes de tener móviles. Nadie se acordaba. No le daban importancia a ese recuerdo o no lo tenían. No encontraban la razón de por qué yo preguntaba eso. Quizás eran demasiado jóvenes. Busqué desesperado una cabina de teléfono de esas que había por doquier antes de que existieran los móviles. Ahora ya casi no quedan. Antes servían para llamar y eran necesarias. Y también para que se cambiaran súper héroes dentro, para hacer bromas a amigos, para besarse, para buscar dinero suelto, para hacerse fotos estúpidas... 




Ahora casi no quedan, y menos que funcionen. Pero encontré una desde la que pude llamar. Marqué números al azar y a todo el mundo le pregunté si recordaba cuando no teníamos móviles. Casi todos me colgaron. Seguramente no querían aumentar su riesgo de cáncer echando un rato de conversación sobre el tema con el móvil al lado de su oreja. Yo no tenía riesgo porque estaba en una cabina. Hasta que me cogiste el teléfono tú y me reconociste. Pero también dijiste que no te acordabas. Ni de cómo era antes de tener móviles ni de mí. Y lloré porque me quedé sin batería. O eso me lleva pareciendo hace bastante tiempo. Si a día de hoy es un milagro encontrar una cabina de teléfono, con lo útil que aún pueden llegar a ser, no quiero ni imaginar lo que sería buscar un cargador de yo. Seguramente ni exista.




Bonus track: Obviamente, todo me acaba llevando a "La Cabina" de Mercero.







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