jueves, 20 de junio de 2019

Besos que explotan





Los besos más maravillosos que he vivido nunca son aquellos inesperados, los que empiezan con unas risas, con un acercamiento torpe, con unos toquecillos de cabeza a la manera de los ciervos, acercando mejillas y chocando la frente ligeramente hasta que los labios se rozan y de repente se dispara la pasión. Como el que acerca con miedo la llama de una cerilla a la mecha de un fuego artificial, con cuidado de no quemarse con ella, torpemente para no prender en un sitio inadecuado y que no le dé tiempo a huir porque le explota en la mano. 

Sí, definitivamente mis mejores besos han sido los que me han explotado en las manos...



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