Esta noche pierdo la hora que gané
cuando te vi aquella noche.
Cambian la hora. Cambiamos la hora.
Dicen que nos quitan una. En las noticias avisan de que tenemos una
hora menos para dormir. Mis amigos, en cambio, piensan que tenemos
una hora menos para emborracharnos. Las redes sociales se inundan de
gente que lamenta que esta noche van a perder una hora.
Yo no.
Creo que no voy a perder una hora
porque no la he tenido nunca. Porque esa hora que desaparece, en
realidad, no existe.
Yo no voy a perder una hora.
Sé que me gusta pensar que gané una
hora en el cambio anterior. El bueno. El que la gente valora porque
ganas una hora. Cuando dicen en los informativos que tenemos una hora
más para dormir. En el que mis amigos dicen que nos vamos a emborrachar al nivel de una hora más. En octubre se inundaron las redes sociales de gente
que celebraba que esa noche iban a ganar una hora.
Yo no gané nada.
Esta noche me gustaría recordar, si no
quitaran la hora que desaparece, que aquella noche de octubre
aprovechamos la hora que no existía para estar juntos sin que nadie
se enterara.
Ni siquiera nosotras. Que no existimos
ni nos conocemos.
Como esta noche.
Esta noche pierdo la hora que gané
cuando te vi aquella noche...
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