viernes, 8 de mayo de 2015

Dorothy en la ciudad que a nadie gustaba




Érase una vez, una ciudad que a nadie gustaba. Ese tipo de sitios en el que todo el mundo está, pero donde nadie quiere realmente vivir. Y en esos lugares siempre hay tácticas de escapismo para sentir que se está, pero que si se quiere, en el momento menos esperado, cuando se necesita, se puede salir de allí.

En esa ciudad que a nadie gustaba, habitaba una señorita que siempre tenía la sensación tan recurrente de que estaba viviendo en el tiempo y el lugar que no le correspondían. Así, esta señorita con ínfulas de princesa pero carácter de lacaya, siempre imaginó que en aquella ciudad, con sólo soñarlo, podría encontrar un camino de baldosas amarillas por el que salir de allí cuando lo necesitara. Y así pasaba el tiempo y era más o menos feliz.





Un buen día, empezó a hacer la maleta. Para salir de aquella ciudad que a nadie gustaba. Quizás por unos días, quizás para siempre. Y guardando cosas que iba a necesitar en su nuevo destino se dio cuenta de que hacía mucho tiempo que no limpiaba sus pertenencias más queridas. Esas que se tienen por los estantes para que estén siempre a la vista pero que no se suelen tocar, y mucho menos limpiar. Así, limpiando y empaquetando, le vinieron extraños pensamientos a la cabeza sobre lo fácil o difícil que es limpiar ciertas cosas.
Recordó las enseñanzas de sus mayores. Aquello que decía siempre su madre: Las baldosas amarillas son muy difíciles de limpiar por los servicios municipales.

Siguió con su maleta. Pensando en qué camino de baldosas amarillas tomar si es que existía más de uno y qué calzado llevar para la suciedad que se pudiera encontrar. Sin preocuparse por nada más que eso. Olvidando que quería salir de aquella ciudad que a nadie gustaba y teniendo muy en cuenta de que las baldosas amarillas eran muy difíciles de limpiar por los servicios municipales. Continuó. Con más ilusión que nunca. Porque en aquella ciudad que a nadie gustaba ya no quedan servicios municipales.









P.D.: NO veas esta imagen.


P.D. II: Te lo advertimos... Pero, sobre todo NO veas esta. Que NO es el Mago de Oz




(Algún día deberías hacer caso a lo que te recomiendan por internet. Al menos, cuando te dicen que NO)



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