Érase una vez, una ciudad que a nadie
gustaba. Ese tipo de sitios en el que todo el mundo está, pero donde
nadie quiere realmente vivir. Y en esos lugares siempre hay tácticas
de escapismo para sentir que se está, pero que si se quiere, en el
momento menos esperado, cuando se necesita, se puede salir de allí.
En esa ciudad que a nadie gustaba,
habitaba una señorita que siempre tenía la sensación tan
recurrente de que estaba viviendo en el tiempo y el lugar que no le
correspondían. Así, esta señorita con ínfulas de princesa pero
carácter de lacaya, siempre imaginó que en aquella ciudad, con sólo
soñarlo, podría encontrar un camino de baldosas amarillas por el
que salir de allí cuando lo necesitara. Y así pasaba el tiempo y
era más o menos feliz.
Un buen día, empezó a hacer la
maleta. Para salir de aquella ciudad que a nadie gustaba. Quizás por
unos días, quizás para siempre. Y guardando cosas que iba a
necesitar en su nuevo destino se dio cuenta de que hacía mucho
tiempo que no limpiaba sus pertenencias más queridas. Esas que se
tienen por los estantes para que estén siempre a la vista pero que
no se suelen tocar, y mucho menos limpiar. Así, limpiando y
empaquetando, le vinieron extraños pensamientos a la cabeza sobre lo
fácil o difícil que es limpiar ciertas cosas.
Recordó las enseñanzas de sus
mayores. Aquello que decía siempre su madre: Las baldosas amarillas
son muy difíciles de limpiar por los servicios municipales.
Siguió con su maleta. Pensando en qué
camino de baldosas amarillas tomar si es que existía más de uno y
qué calzado llevar para la suciedad que se pudiera encontrar. Sin
preocuparse por nada más que eso. Olvidando que quería salir de
aquella ciudad que a nadie gustaba y teniendo muy en cuenta de que
las baldosas amarillas eran muy difíciles de limpiar por los
servicios municipales. Continuó. Con más ilusión que nunca. Porque
en aquella ciudad que a nadie gustaba ya no quedan servicios
municipales.
P.D.: NO veas esta imagen.
P.D. II: Te lo advertimos... Pero, sobre todo NO veas esta. Que NO es el Mago de Oz
(Algún día deberías hacer caso a lo que te recomiendan por internet. Al menos, cuando te dicen que NO)
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