lunes, 25 de noviembre de 2013

La chica que pensaba que si no existieran Dire Straits el mundo no lo hubiera notado y otras cosas del querer


Lleva un tiempo que cada vez que mira a un hombre sólo siente escalofríos por imaginarse entre sus brazos.Todo eso le pasa después de la operación. Le rebanaron un trozo de la pierna izquierda porque estaba gangrenada. Todos pensamos que eso sólo pasa en las películas de guerra, pero no, se siguen gangrenando las cosas. Las cosas del cuerpo humano. Afortunadamente, no fue como en las películas y no hubo que amputar. También se gangrenan las mentes, pero para eso no hay cura, ni nuestra chica sabe de ello.

Desde que le falta un trozo de pierna no para de pensar en todas aquellas noches que pasó bailando como si tuviera una guitarra imaginaria a los acordes de la música que sonara en el bar. Era su magnética y particular forma de bailar. Llamaba la atención porque además, era muy atractiva. Hoy no lo hace porque no sabría si le miran por su atractivo o porque llama la atención el movimiento de una pierna al que le falta un trozo, seguir los acordes de alguna canción. 



Alguno pensará que para acompañar una guitarra no hace falta mover la pierna gangrenada, pero sólo hay que fijarse en los grandes de la guitarra a los que se imita cuando se hace el mongolo en la pista de baile o, como se llama actualmente, Air Guitar, para percatarse del error.

Bailaba mucho. 

Más bien, rasgueaba el aire mucho. El "Money for Nothing" de Dire Straits. Ese riff guitarrero clásico. Ese que todos conocemos y todos hemos acompañado alguna vez.


Le gustaba perderse en noches raras de las que no puedes esperar nada que son de las que no puedes escapar. Salir corriendo siempre es un error. Esperar sin más es el único argumento de la obra, como diría Gil de Biedma. Aunque Don Jaime lo decía de envejecer, morir. Envejecer camino a la muerte es lo que hace uno cuando espera en una noche de la que no espera nada pero en la que tiene que mantenerse. Hacía air guitar en medio de las pistas con el "Money for Nothing" casi todas las noches que salía. Antes de perder un trozo de pierna. 

Perder un trozo de pierna, haberse enamorado de él y pensar que si Dire Straits no hubieran existido el mundo no lo hubiera notado produjo en ella algo así como encontrarse una alcantarilla con un cartel que indicara “Por aquí se va al País de las Maravillas”.

El País de las Maravillas se abrió ante sus ojos con una luz que mostraba un mundo donde estaba claro que si Dire Straits no hubieran existido, no lo hubiera notado. Le preguntan en la aduana qué es lo que le pasó en la pierna y ella dice que nada. No se siente obligada a contar su historia a nadie. Ni siquiera a mí. A veces sospecho que ni ella misma sabe qué pasó. Lo único que tiene seguro desde entonces es que si Dire Straits no hubieran existido, el mundo no lo hubiera notado.

Con ello vive y a ello se agarra cuando llegan las ausencias en su cuerpo y en su mente. Y su cuerpo y su mente, dejaron de ser un error en cuanto comprendió que hay mucha música que bailar y hay mundo que anhelar, exista quién exista y viva quién viva.

Y con eso, con su visado para el País de las Maravillas que tiene una alcantarilla por aduana, y las ganas de seguir siendo la que nunca ha sido, tira para adelante con una leve cojera. Con la cojera que dan los años de excesos en las discotecas haciendo air guitar al ritmo del riff del "Money for Nothing" de Dire Straits más que las operaciones para salvarle de la gangrena, pasea por la vida sonriendo a una alcantarilla que probablemente no lleve a ningún sitio, pero tras la cual sabe que no existen ni habrán existido nunca los Dire Straits.

A esa chica la conocí en un momento de debilidad de mi mente. En una época en la que no entendía por qué existían los Dire Straits, si sin su existencia el mundo hubiera sido prácticamente igual…



B.S.O.: "Money for Nothing" (Dire Straits)

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Otra noche sin dormir (Volumen 22): Tirarme a Eva Braun


En ocasiones siento la necesidad de soñar cosas perturbadoras. Y sentir esa necesidad, me quita el sueño y me impide soñar. 

Cuando uno tiene la necesidad de soñar cosas perturbadoras tiene un mundo de frustraciones por delante, al alcance de su mano.




Siempre anduve frustrado porque mi mayor anhelo en este mundo era tirarme a Eva Braun.

Es algo que mi cabeza soñadora me dice que he hecho porque siempre lo he deseado. Nada extraño en ello. Nada extraño ni fuera de lo normal. Lo fuera de lo normal o extraño es sentir a flor de piel cómo era el orgasmo de Eva Braun entre mis brazos, encima mía, cabalgándome o recibiendo a cuatro patas. 

Sé que me tiré a Eva Braun y que hasta ese momento no había nada en el mundo que deseara más. Fue una obsesión colmada. Colmada con creces.

Pero colmar una obsesión no sirve más que para que surjan más obsesiones o frustraciones por haberla colmado. Así no puedo dormir. No me quito de la cabeza la cara de Eva Braun diciéndome que no ha disfrutado lo suficiente, que soy un amante pésimo y que lo ha hecho por pena. Como tantas otras veces.

En ocasiones ligo y me doy cuenta de que todas las personas que se acuestan conmigo son trabajadoras sociales. Soy consciente de que me utilizan para convalidar créditos de las prácticas de su carrera o como estudio de campo.

Sentir la necesidad de soñar cosas perturbadoras, me quita el sueño y me impide soñar. Y que Eva Braun te haga consciente de que ha tenido mejores amantes que tú, te frustra y te vuelve a dejar otra noche sin dormir...