Llevo días en los que me cuesta un mundo escribir. No consigo
sacar de mí lo que quiero plasmar en el papel. Le echo la culpa al
calor, a mis distracciones mentales, al facebook, al mundial de
natación, a la última temporada de “Breaking Bad” o “Cómo
conocí a vuestra madre”, a tu puta madre, a la cantidad ingente de
polvo y pelusas que hay en el teclado de mi portátil, a la fecha del
cumpleaños de mi padre que nunca recuerdo cuál es o al exceso de
drogas que quizás esté pasándome factura y mis neuronas no sean
tan ágiles como estaba acostumbrado.
Le echo la culpa a todo lo que puedo.
Y después de hacer un listado con todas las culpas que se me
ocurren, me doy cuenta de que con ello lo mismo puedo escribir un
buen relato. Quizás debiera tomar todo lo que me impide escribir con
fluidez y cierta calidad, y montar un tribunal que depurara
responsabilidades aplicando una sentencia justa.
Me lanzo a buscar abogados, juez, fiscal, jurado y todo lo
necesario para montar el asunto. Llega Agosto y cuesta mucho
encontrar gente activa y recursos. Me frustro al darme cuenta de que
haciendo esto también me estoy quitando tiempo y atención para escribir
correctamente.
Borro la lista de excusas y me encuentro de nuevo con el documento
en blanco. El blanco me recuerda que llevo días en los que me cuesta
un mundo escribir. En lugar de buscar culpables, e investigar bien el
tema, me decido a elegir una cabeza de turco que se lleve todas las
culpas y que una vez condenada, me deje dormir tranquilo (Y
escribir).
Miro por encima de la pantalla del ordenador. De esa extraña
manera que miran algunos por encima de sus gafas apoyadas en la mitad
de la nariz pero por encima de la pantalla de un ordenador como si
tuviera que escribir más allá de ella. Y no te veo enfrente. Y me
preocupo. Y me doy cuenta de que llevo un tiempo sin escribir nada
decente que enseñarte y el único culpable no puedo ser yo.
Entonces es cuando todo tiene sentido: La culpa es TUYA.
Toda TUYA.
Desde que aprendí a escribir para TI, no hay ningún factor que
influya tanto en mi rendimiento que TÚ.
Alguna vez me dijiste que no se me ocurriera jamás incluirte en
mis escritos.
Alguna vez yo te contesté diciendo que todo lo que escribo eres
TÚ y es para TI.
Alguna vez te enfadaste por algo que leíste.
Alguna vez te juré que lo único que te podía asegurar sobre mis
escritos es que todo lo que escribiera sobre TI nunca lo iba a pasar
a limpio.
Ahora me he dado cuenta de que llevo días en los que me cuesta un
mundo escribir. Quizás esté muy ocupado leyéndote a todas horas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario