Yo era ateo.
Yo era ateo. Y no simplemente un ateo sin más, sino un ateo irreverente y beligerante. Mi vida pasó por multitud de etapas donde fui creyente, descreído, pajillero, agnóstico, pecador atormentado, blasfemo... Para acabar siendo ateo convencido. Un ateo irreverente y beligerante.
Yo era ateo hasta que conocí tu boca. Desde aquel día, comencé a ver luz en el universo.
Yo era ateo hasta el día que tu boca rozó la mía. A partir de ese roce, la luz del sol, las fases de la luna, las mareas, los vientos y toda la naturaleza, cobraron sentido.
Yo era ateo pero conocí tu boca y mi duda es más que razonable desde entonces.
Yo era ateo pero ahora vivo terriblemente atormentado pensando en la eternidad que no existía antes de aquello. Tu boca es infinita y cuando me besas siento de golpe todo lo que he hecho mal, y busco la redención de tus labios una y otra vez.
Yo era ateo y ahora ya no creo en mí. Devuélveme tu boca y líbrame de este sufrimiento.
Yo era ateo.
B.S.O.: "Tu boca" (Christina Rosenvinge)
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