sábado, 30 de marzo de 2013

Tirando de archivo en tiempos revueltos


Ahora que parece que Kim Jong Un está revuelto y la va a liar parda, rescatamos algo publicado el 19 de diciembre de 2011 en cabezadeavestruz, con motivo del fallecimiento de su papi, Kim Jong Il, también conocido como "Querido Líder".


Además, no podemos resistirnos a la tentación de colocar una foto del personaje, disfrutando en un tablao flamenco, porque en el fondo, viendo su foto, quién podría imaginar que el "Brillante Camarada" tenga aterrado a medio mundo porque se puede poner a enredar con sus juguetitos...


¡Ozú, quillo!






“Querido Líder” (Ese extraño Obituario de Kim Jong Il en el que no debí dedicar el poco tiempo que me dejas para escribir)



“Algún día olvidarás
Que te llevé al arcoíris
Algún día sufrirás 
Por no verme en tus sueños
Algún día mi niño
Algún día…”

(Inicio de la canción que intenté escribir en una servilleta de bar mientras te mandabas mensajes por WhatsApp con otra y fingías escucharme)




Yo nací el mismo año en el que a Kim Jong Il se le empezó a conocer como “Querido Líder”. 

Mucha gente puede decir lo mismo, pero casi ninguna es como yo. Mis compañeras de colegio tienen hijos y te etiquetan en fotos con ellos en el Facebook para felicitarte las fiestas. Mi poco inexistente espíritu maternal se reafirma en su ausencia con estos hechos.

Cuando Kim Jong Il nació, el 16 de febrero de 1942, aparecieron una estrella y un doble arcoíris en el cielo, según la propaganda oficial. La montaña en la que nació, el monte Paekdu, es desde entonces un lugar sagrado.

Donde yo nací, creo que sigue existiendo una clínica, pero ahora se llama de otra manera y es privada.

(Kim Jong-suk, madre del fallecido "Querido Líder")


Cuando yo empecé a tener uso de razón se decía que a estas alturas viajaríamos en coches voladores, pero yo sigo aguantando a taxistas que me hablan de lo mal que está todo cuando vuelvo a casa después de salir de algún sitio de borrachera en las frías madrugadas de soledad autoimpuesta.

Hoy ha muerto Kim Jong Il y dicen que ha sido de agotamiento físico y mental en un viaje en tren. Yo moriré en algún momento del futuro y no sé qué medio de transporte me puede servir de coartada para la versión oficial en mi obituario.

En la televisión salen imágenes de norcoreanos llorando desconsoladamente por la pérdida de su “Querido Líder”.  Al instante cortan para publicidad para emitir los inevitables y recurrentes anuncios de colonias de estas fiestas. Al volver de publicidad hablan del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo y el mundo puede seguir su curso.

Y mientras, yo seguiré viva mientras sepa que me quieres como soy, aunque eso a nadie le importe, ni venga a cuento tal y como está el mundo que nos rodea… 

Y sigo sin terminar esa canción que te debo desde que decía que era poeta…






“Algún día olvidarás 
Que tuviste pesadillas
Algún día recordarás
Aquel oro al final 
(del arcoíris)”


(Final de la canción que intenté escribir en una servilleta de bar mientras te mandabas mensajes por WhatsApp con otra y fingías escucharme)


martes, 26 de marzo de 2013

El Último Eructo: Una aventura en 3D del que fue tu héroe favorito





Ojalá hubieras estado allí para escucharlo. Fue una de esas cosas que tanto te gustaban cuando simulabas que me querías. Seguramente estabas riéndole las gracias a uno que estaba haciendo payasadas entre tus piernas al que no querrás volver a ver, pero que te salvó la noche, como tantos otros de los que ni te acuerdas ya.

Ojalá hubiera estado allí yo. Allí, entre tus piernas. Creo que me hubiera aguantado el eructo. Hubiera hecho otras cosas bonitas, allí donde a ti te gusta, de esas que no se cuentan porque me educaron en el sentimiento de que todo eso era sucio, pero que desde que decidí dejar de lado lo aprendido, para travestirme en un yo diferente y funcional, lo hago. Pero no lo cuento. El Niño Jesús llora y mata un gatito cada vez que cuento cosas de estas. Aunque sean la sublimación de mi amor por ti.


(Imagen de "Un perro llamado Dolor" de Luis Eduardo Aute)


Al Niño Jesús no le gusta que eructe. Me lo dijo una profesora cuando me escuchó hacerlo como respuesta a su ¿Cuánto son 3 por 2? Además de mandarme inmediatamente al Despacho del Director. Los años pasan y ahora eructo y recuerdo vagamente aquellos pasajes. Sospecho que la pregunta quizás no fuera ¿Cuánto son 3 por 2? Puede que fuera cualquier otra operación, pero era algo de matemáticas seguro. Seguro porque las risas de mis compañeros las recordaré siempre. Igual que recuerdo confusamente que, aunque me mandó al despacho del director, en aquellos tiempos a mí siempre me reñía y recluía en su despacho una mujer. Quizás fuera Directora o Jefa de Estudios.

No sé, mis recuerdos son borrosos y llenos de gilipolleces sin aparente sentido. Todo se va desfigurando con el tiempo. Incluido el último eructo. Y tu entrepierna...


Y eso es malo.

Muy malo.




B.S.O.: "Pasaba por aquí" (Aute)




miércoles, 20 de marzo de 2013

Tirando de archivo: "De vez en cuando la vida nos besa en la boca"



La siguiente historia fue colgada en cabezadeavestruz el ya lejano 14 de febrero de 2011. Aprovechando la llegada de la primavera y con el afán didáctico que nos caracteriza, queremos rememorar los fríos que aún no nos han abandonado del todo, ahora que el cambio de estación aparece como la oportunidad ideal para creer que nuestra vida va a cambiar, va a ir a mejor, simplemente por el hecho de que la temperatura nos gusta más... 





I: Ella
Se apoyó en el quicio de la puerta como cualquier otro día. Esperaba clientes. No tenía cuerpo para nada, aunque lo necesitaba más que nunca. Hacía días que el frío había llegado Madrid sin avisar, y a ella se le olvidó disminuir su escote.
Ya no tenía solución: La nariz le estaría moqueando hasta bien entrada la primavera. “Mala época” pensó para sus adentros, mientras recordaba que ayer tampoco había cenado. Tal vez hoy pueda ser un buen día…
Pero no lo fue.
Al día siguiente volvió a apoyarse en el quicio de la misma puerta. Esperaba clientes. Seguía sin tener cuerpo para nada, pero su escote era la imagen más hermosa que se podía ver en varias manzanas a la redonda.
En esas mismas manzanas a la redonda, hacía un tiempo que se venía escuchando los acordes de un trovador que le alegraba un poco las largas esperas. Como decía aquella vieja canción, a ella le encantaba que él cantara porque le hacía sentir bien. Al menos, le hacía sentir mejor.

II: Él

Se colocó con su guitarra en la boca de metro de costumbre, como casi todos los días. Esperaba que la gente al pasar fuera más generosa hoy. No tenía ánimo para nada, pero cuando enlazaba tres o cuatro acordes olvidaba porqué estaba allí y que poca gente se paraba a escucharlo. Y tras tres o cuatro canciones, estaba cerca de no darse cuenta de que no le habían dado ni para un mísero café con el que calentar el cuerpo. El frío de Madrid ya no lo contrarrestaba casi ninguna canción. Cada día le costaba más mover sus dedos por los trastes del mástil ajado de su vieja guitarra. “En primavera suenan casi todas las canciones mejor”, pensó para sus adentros, mientras recordó que ayer tampoco había cenado. Tal vez hoy pueda ser un buen día.
Pero no lo fue.
Al día siguiente volvió a colocarse en el mismo sitio. Esperaba generosidad. Seguía sin tener ánimo para nada, pero sus canciones eran los sonidos más hermosos que se podía oír en varias manzanas a la redonda.
Por aquellas mismas manzanas, hacía un tiempo que tenía localizado un escote que le alegraba un poco las largas esperas. Como decía aquella vieja canción, a él le encantaba aquel escote porque sólo con verlo se inundaba todo su ser de alegría. Al menos, le hacía sonreír.

III: Ella y Él
Andrea salió de su pueblo hace muchos años con intención de ser actriz. Un montón de tiempo después, alejada ya de aquellos sueños de adolescencia, se dedicaba a actuar en privado para todo aquel que le diera unos euros con los que ir tirando.
Julián salió de su pueblo hace muchos años con intención de ser cantante. Un montón de tiempo después, alejado ya de aquellos sueños de triunfo masivo, es feliz cuando alguien le sonríe al escuchar sus canciones, aunque haya días que no saque para cenar. En privado se reconoce cantante, aunque no sea suficiente para ir tirando.
Andrea tiene días mejores y peores. Los mejores siempre tienen banda sonora. Julián le quita muchas penas con sus acordes, aunque él no lo sepa.
Julián hace tiempo que varía su ruta para llegar a su escenario sólo por cruzarse con su escote. A veces se siente mal porque sabe que reconocería ese escote entre un millón, pero casi ni conoce la cara a la que pertenece. Piensa que un romántico como él no puede permitirse esas veleidades tan carnales.

IV: Ella, él, el pasado y el futuro.
Julián lleva tiempo con ganas de presentarse a ese escote. Lleva tiempo obsesionado con conocer mejor la cara a la que pertenece ese escote. Tiene ganas de saber a qué suena su voz. Pero tiene mucho miedo de que no le guste, y deja pasar los días excusándose en que hay cosas que es mejor dejarlas que estén como están.
Andrea lleva un tiempo en el que no se quita de la cabeza una linda melodía. Sabe que se la escucha de vez en cuando a Julián y fantasea con la idea de pedirle que la cante sólo para ella. Hace mucho que no se acerca a alguien sin sentir turbada a esa persona con su presencia, y eso la frena de arrimarse.
Julián recuerda que siendo niño tenía sueños. Madrid se los comió. El frío amenaza con comérselo a él también. Un invierno pasado es un invierno ganado, pero no sabe si merece la pena seguir luchando. La mayoría de los días fríos, sus dedos necesitan cualquier cosa menos deslizarse por el mástil de su vieja guitarra.
Andrea sabe que ya es demasiado tarde, aunque sueña con que pase algo que le dé un giro completo a su vida. Maldice haber visto Pretty Woman cuando era cría, porque ahora siempre quiere pensar que hay esperanza hasta para ella. El frío de Madrid no ayuda a nada. “Un invierno más y se acabó”, se dice. Pero en el fondo sabe que no es más que otra mentira. Como todas las películas que vio e hicieron que deseara ser actriz desde pequeñita. El invierno de Madrid no es ninguna película y ahora ya lo sabe.

("El Beso" de Robert Doisneau)

Anexo irresponsablemente edulcorado:
Un guionista del mismo pueblo que Andrea y Julián (Que sí había cumplido sus sueños al irse a Madrid) fantasea irresponsablemente con un encuentro fortuito entre ambos:

-    Perdona, pero me gusta mucho esa canción… ¿Qué es?
-    “De vez en cuando la vida”, de Serrat
-    Es preciosa, te la escucho cantar muchos días, desde allí…
-    Yo también te veo muchas veces
-    Me alegro. Si me ves es porque hago bien mi trabajo-dijo ella entre risas
Ahí es donde él se dio cuenta de todo. No lo podía creer, pero esa risa era inconfundible. Hay detalles que se graban a fuego en la memoria de uno, que ya puede pasar toda la vida que no desaparecen nunca.
-    Yo te conozco –dijo quitándose el gorro de lana y echándose el pelo para atrás.
Ahí es donde ella se dio cuenta de todo.
-    Y… Yo…
-    ¿Andrea?
-    ¿Julián?
-    ¿Cuánto ha pasado? ¿20 años? ¿Más?
-    Algo así ¿Qué haces por aquí? ¿Cómo te va todo?...
Se sintió avergonzada de la pregunta justo en el momento de terminar de hacerla. Se puso colorada y él lo notó.
-    Ya ves. Creo que a ninguno nos va demasiado bien, ¿No? Con lo felices que éramos cuando paseábamos de la mano escondiéndonos de todos entre los girasoles.
-    Nos creíamos novios, aunque no sabíamos ni lo que era eso… Y ahora, ya ves, no paro de tener novios… Uno a cada rato, por la cuenta que me trae.
-    ¿Quién nos lo iba a decir? Me acuerdo mucho de aquellos años… Ya no queda nada de aquel Julián, aunque me gustaría engañarte y decir que sigue dentro de mí… Ni siquiera te he reconocido hasta que te has reído. Sólo me fijaba en tu escote.
-    Por aquel tiempo no tenía escote, es normal que ahora te sorprenda… Tus ojos siguen siendo iguales, aunque hasta hace un rato ni me había fijado… ¿Te puedo dar un abrazo o te quitaría fans?
-    El problema es que si te doy un abrazo, igual soy yo el que te quita clientela… Y no tengo suficiente dinero para ser tu cliente ahora mismo.
-    Abrázame. Yo nunca te haría pagar por algo así.
-    Yo tampoco lo haría, creo…
-    ¿Me cantas la canción? ¿Sólo a mí? Prometo dejarte una buena propina.
-    Te la canto si me prometes no darme propina…
-    No tengo otra cosa que darte.
-    No necesito nada, aunque no tengo nada más que ofrecerte que esto:
Se separó del fuerte abrazo que se estaban dando, cogió la guitarra y empezó a cantar “De vez en cuando la vida, nos besa en la boca”…
Al terminar la canción, ella se acercó y le besó en la boca.
-    Esto no lo vendo nunca. Nunca beso a nadie en la boca. ¿Te parece una buena propina?
Él contestó con otro beso en la boca. La besó como si le fuera la vida en ello. Los dos sintieron en ese instante que de vez en cuando la vida nos besa en la boca…

Comienza a nevar en Madrid y se aleja la cámara. 
En medio de la calle se distingue a dos personas abrazadas besándose a las que se les va viendo cada vez más lejos hasta no diferenciarlas entre la multitud.
Fundido a negro y títulos de crédito.




lunes, 18 de marzo de 2013

Microrrelatos sin pudor (Volumen 32): De escotes, señales, desencuentros y masturbaciones







Cuéntame algo bonito aunque sea mentira, dijiste mientras desviabas mi mirada de tu escote.



Voy a perderme en tus pechos en cuanto hagas una señal. 
Voy a huir de las mierdas de este mundo.
Voy a emborracharme con tus tetas.
Voy a ponerte tan cachonda que vas a creer que lo estás tanto como yo.
Voy a saltar en cuanto me hagas una señal.




Te llevo toda la noche haciendo señales y no te has dado cuenta. Hace frío en la calle. Me voy a arropar y tapar el escote para no constiparme en cuanto salgamos por la puerta. Ya es tarde. No sabes interpretar mi lenguaje. Nunca estás cuando quiero que estés. Mi escote ha desaparecido y mis ganas de follarte también. 
Feliz noche.



Voy a hacerme una paja. No sé contarte cosas bonitas, pero sé amarme. 
Lo siento.
No sé contarME cosas bonitas pero quiero aprender a amarTE.
Feliz noche.
Hasta mañana.

Hasta mañana...




B.S.O.: Tomorrow (Annie)

jueves, 14 de marzo de 2013

Diálogos




No sé por qué me molestaba en discutir con él. Siempre tenía soluciones y le encantaba compartirlas con todo el mundo. Sabía cómo arreglarlo todo. Lo tenía muy claro:


Crearé la banda terrorista más sanguinaria y con más colaboradores del mundo.

¿Como el IRA o la ETA?

¡Qué antiguo! ¿No te has dado cuenta de que antes se decía La ETA y ahora se dice simplemente ETA? Es curioso, ¿Verdad?

Tienes razón, pero entonces, ¿Como el IRA o ETA?

Sí, como el IRA o ETA. Pero todo el mundo querría unirse, seríamos legión y millones por todo el globo. Todo el mundo querría participar y tendría algo que aportar.

Eso es malo.

No. Nuestros objetivos serían todos aquellos que hacen mal a la vida en general. Abusones, estúpidos, traficantes de armas, políticos, banqueros, gente despreciable… Nuestra causa no sería nada idealista. Simplemente eliminaríamos a quién sobrara o nos hiciera la vida imposible… ¿Tú no quieres matar a nadie?

No quiero matar a nadie. No creo que sea bueno siquiera desear matar a alguien.

Bueno, rectifico la pregunta: ¿No te gustaría que alguien desapareciera para siempre? ¿No sería mejor para tu vida que ciertos personajes no existieran?

Visto así…

Ahí estaremos nosotros… Toma nuestra tarjeta. Esto está a punto de ponerse en marcha.

¿Cómo dices?

Bueno, un gusto verte. Ya nos wasapeamos o nos llamamos un día de estos, que te vendes muy caro...

Claro, claro... Nos vemos en otra, ¡Ciao!

¡Nos vemos!




Cogí la tarjeta y era un 2x1 en el Pub “Diálogos”. 

Detrás, con bonitos y llamativos colores, tenía la dirección, el metro más cercano, las explicaciones... 


Abierto de Martes a Jueves hasta las 3:30. 
Viernes y Sábado hasta las 6:00.

Todos los Jueves sesión de DJ con éxitos de los 70, 80 y 90, los Viernes LIVE Music con nuestra banda y los Sábados diálogos y debates acerca de si está bien o mal matar gente por muy mala que sea. 
Introduciendo siempre el diálogo con el manido pero no menos útil “¿Mataría usted a alguien que ha matado a un familiar suyo? 
¿Y a Hitler?". 
Conveniente llevar estupefacientes en el cuerpo que ayuden al diálogo. 

Prohibido el consumo de drogas en el interior del local.



Arrugué la tarjeta en mi mano y la tiré hacia la papelera sintiéndome un poco Larry Bird. 

Pero Larry Bird tenía un excelso porcentaje de acierto y palidecería viendo mi lanzamiento que rebotó en un lateral de la papelera y cayó en el suelo vergonzosamente.

Seguí caminando abrumado y me sentí mal por haber ensuciado mi ciudad.



B.S.O.: "La dejo o no la dejo" (Albert Plá)





martes, 12 de marzo de 2013

Otra noche sin dormir (Volumen 18): De bucles, idiomas y muertes



Esa extraña sensación al despertarte, en la que eres completamente consciente de que el día ha nacido muerto. Y seguir con eso adelante…

A woman in the sun (Hopper)


Todo consiste, más o menos, en lavarme la cara después de poner en el mp3 portátil el Subterranean Homesick Blues de Dylan en bucle. Hay que ponerlo en bucle porque dura escasos dos minutos y cuarto y gana con la repetición. Aún sin saber muy bien qué dice la puñetera canción. Frustraciones de la vida como el no saber inglés se acumulan en mi cabeza en momentos en los que escucho una y otra vez, en bucle, el Subterranean Homesick Blues de Dylan. No sé inglés, o al menos, no al nivel como para entender lo que dice una canción. Y menos aún, de Dylan. A veces he pensado que de poco me valdría saber inglés para entender a Dylan porque el cabrón canta como si quisiera que nadie pudiera descifrar sus sonidos bucales. Pero me encanta. Y me pongo en bucle una y otra vez su Subterranean Homesick Blues aunque no lo entienda. El día ha nacido muerto, la rutina me la sé.

Mi vida y mi muerte también suenan en bucle y ni siquiera son de Bob Dylan. Es mi manera de seguir adelante.

Cogí la carta después de leerla y pensé qué coño podría hacer para entender aquello. Al menos, sacar algún mensaje de ella, saber lo que tratabas de decir con esas líneas. Está escrita en mi idioma materno y la entiendo menos que el Subterranean Homesick Blues de Dylan por más que la lea en bucle, una y otra vez.

La miré por arriba y por abajo, por delante y por detrás. La leí en diferentes idiomas pero sé que no soy políglota y por ahí iría en camino equivocado. Como al intentar escuchar canciones en inglés. Como al escuchar a Dylan. Aunque sea en bucle por enésima vez. 
Le pasé una vela para ver si estaba escrita con tinta de zumo de limón, le pasé un control antidrogas por contrastar si estaba escrita con sangre y qué había podido adulterar la misma. 

Desesperada, me miré al espejo al lavarme la cara. Ahí estaba la respuesta. El espejo que todo nos lo dice, hasta lo que no nos gusta. 
Enfrenté tu carta al espejo del baño, pero no veía nada. Seguía sin ver nada.
Pensé en el espejo de cuerpo entero que tenía en el dormitorio. En ese dormitorio donde pasamos tantas noches maravillosas y donde no quieres volver a entrar como si fuera la zona de exclusión tras una catástrofe nuclear.
Me desnudé como tantas veces me hiciste. Yo sola. He aprendido a hacerlo. 
Desnuda cogí la carta y la puse frente al espejo. Detrás me puse yo completamente desnuda.
Y ahí estaba la respuesta. 
El reflejo del espejo me dio lo que estaba buscando.
Me masturbé como casi nunca lo había hecho en mi vida. El Subterranean Homesick Blues de Dylan seguía sonando una y otra vez.

En bucle en mi mp3 portátil....




B.S.O.: "Subterranean Homesick Blues" (Bob Dylan)



miércoles, 6 de marzo de 2013

Historia para un miércoles



Quiero saber cómo son tus martes. 
Todos tus martes. 
Es lo único que te pido sólo para mí. 
Nadie te lo ha pedido nunca y nadie te lo va a pedir. 
Es algo que puedes darme y lo quiero. 

Quiero saber cómo son tus martes. 
Todos tus martes. 
Hasta que no tengas nada que contarme.



Cuando no tengas nada que contarme, dejarán de interesarme tus martes. 
Y quizás en ese momento, todo lo demás me dé exactamente igual.
Y podrás olvidar todo esto.


Pero, hasta que llegue ese momento, quiero saber cómo son tus martes. 
Lo quiero sólo para mí. 
Porque sé que puede ser mío y nadie más lo va a querer tener. 




B.S.O.: "Hoy es domingo" (Los Toreros Muertos)