jueves, 27 de diciembre de 2012

Recuerdos de cables y de calles



¿Recuerdas ese día que descubrimos el cable en la calle que en lugar de tener colgado un par de zapatillas por los cordones, como es lo habitual, tenía sujetadores?
Ese día fue el día más maravilloso de mi vida. El día que descubrí esos sujetadores colgados de aquel cable en aquella calle.




¿Recuerdas ese día después que volvimos a pasar y querías colgar tu sujetador en el cable y a mí no me hacía gracia?
Ese día fue peor que el anterior. El día que quisiste colgar tu sujetador de aquel cable en aquella calle y yo no te dejé y tú no lo entendiste.

¿Recuerdas ese día después de aquellos dos, cuando volvimos a pasar y señalaste el sujetador que habías colgado en el cable y que yo no te dejé anteriormente porque no me hacía gracia?
Ese día fue el día más maravilloso de tu vida. El día que me enseñaste tu sujetador colgado de aquel cable en aquella calle.

¿Recuerdas anoche cuando volvimos a pasar por la calle donde estaba el cable con los sujetadores colgados en lugar de zapatillas unidas por los cordones y yo te pedí que no miraras arriba y que te fijaras en lo bien que me quedaba tu sujetador puesto?
Ese día fue el día indicado para que terminara nuestra maravillosa historia común. El día que te enseñé tu sujetador puesto en mi pecho y tú decidiste mirar al cable.




Todo son recuerdos, pero a mí me queda tu sujetador. Huele a ti y no pienso colgarlo nunca de ningún cable. Sospecho que a ti te gustaría verme colgado del cable que descubrimos en aquella calle en el que había sujetadores en lugar de las típicas zapatillas unidas por los cordones.

Todo son recuerdos y todos son maravillosos.

(Al menos para mí)


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