martes, 11 de septiembre de 2012

Otra Noche Sin Dormir (Volumen 14): Sueños, cartas y Juliannes Moore desnudas




“He intentado olvidar, pero la memoria, la muy traidora, aprovecha cuando duermo, cuando estoy indefensa”

Amor, curiosidad, prozac y dudas
 (Lucía Etxebarría, 1997)




Y entonces desperté y me di cuenta que te había vuelto a traicionar en sueños.

Sin saberlo, había soñado con otra. Yo, tan casta y pura, de moral intachable y de conducta inmaculada, había soñado con otra.

Otra vez.

Y me sentí mal. Pero no te lo dije. Decírtelo sería como hacer más sucio el sueño de lo que ya era. Dar importancia y dolor a dos personas, cuando sin decirlo sólo penaría una. Aunque fuera yo.

Otra vez.

Y regresé a leer la última carta que me mandaste, la última vez que te dije que había soñado con otra.

Y volví a llorar en el mismo párrafo:


“Cuando sueñas con otra, dejas de soñar conmigo, aunque sea por una cuestión de espacio. Y yo, tengo un espacio en mi corazón que es tuyo, pero que se está llenando y haciéndose cada vez más pequeño porque te empeñas en incluir en él al resto de personas con las que sueñas. 
Sé que nunca has controlado tus sueños –si lo hicieras no te querría como te quiero porque no sabrías lo que son los sueños- pero me duele y me pinza el corazón cada vez que sueñas con otra. 
Aunque lo hagas sin querer.

Y lo peor de todo, es que no consigo soñar contigo cosas bonitas por culpa de las otras que aparecen en tus sueños”


Otra vez.

Arrugué la carta y la tiré a la papelera.

Otra vez.

Desesperada, aún somnolienta, la recogí con angustia porque tuve un pálpito extraño: Miré el remite.

No eras tú la remitente.

Ni yo tampoco la destinataria.

Hasta ese sueño no me había dado cuenta.

Y volví a la cama a soñar con otra. A ver si tenía suerte. 

Con Julianne Moore desnuda, por ejemplo…




Y no volví a saber de ti ni de tus sueños. Porque decidiste no volver a aparecer, aunque la carta no fuera para mí y tú no fueras tú…



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