Se limpió las gafas concienzudamente.
(Siempre he querido escribir algo donde incluir la palabra "concienzudamente")
Antes de ponérselas, ya me estaba mirando.
Y sin dejar de mirarme,
dijo algo que nunca olvidaré mientras viva:
“Si te equivocas con las palabras,
seré indulgente.
Si te equivocas una sola vez con las miradas,
juro que te mataré.”
No lo he olvidado.
No sé si sigo viva, pero no he olvidado esas palabras.
Hay momentos en los que las palabras sobran porque las miradas dicen más. Y hay miradas que crean momentos que las palabras no pueden definir.
No sé si sigo viva… ¡Mírame!
Escribo sin esperanza de que quede registrado aunque me gustaría dejar constancia al menos de alguna de las sensaciones que me ha transmitido tu escrito: el hacha del carnicero cuando parte el hueso, la flecha que atraviesa una presa pequeña, un cubo de agua directo a la cara, hacer puenting,... Nada nuevo, lo habitual cuando te leo. Muack!
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