Hace algún tiempo empecé a escribirTE una novela. Creía que era lo que esperabas de MÍ. Lo hacía en los ratos muertos que el trabajo de enterrador me dejaba al cabo del día, o en los momentos de lucidez que aportaba mi otra ocupación como camello de estrellas del rock.
La gente dejó de morirse por la crisis y el rock se fue al carajo con la llegada de la incultura a las escuelas e institutos.
Empecé a enterrarme drogado para no mirar en qué se estaba transformando todo y escribía a la luz de un candil encerrado en panteones deshabitados rodeado de dosis de ilegalidad química.
Decidí que la novela llenaría mi vida y dejé mis ratos libres para enterrar y drogar a iconos musicales. Me empezó a ir bien y me gustaba lo que escribía, aunque no supiera bien qué era.
Cuando volví a darme cuenta de que la novela la estaba escribiendo para TI, ya era demasiado tarde. ME estaba quedando preciosa y no recordaba qué es lo que esperabas de MÍ.
Catorce capítulos después aún me pregunto qué estoy escribiendo y qué es lo que esperabas de MÍ.
Ahora mismo la estoy escribiendo para MÍ. Quiero saber cómo acaba. Estoy escribiendo una novela para saber cómo es la novela que estoy escribiendo.
Quizás TE guste, pero no es para TI.
Bajo tierra y con las percepciones alteradas me di cuenta de que todo lo que quería escribir estaba dentro de MÍ, pero tanto giro del destino lo sacó fuera. Estaba escribiendo una novela que era una parte de MÍ para TI y ahora quiero regalármela.
Pasaron los días y quien me distribuía la droga desapareció en un oscuro cementerio. Enterré mis anhelos y los anestesié con nuevas sustancias que sacaron tras tu lápida todos mis deseos.
TE lancé mis palabras rodeadas de espacios y signos de puntuación para que te enamoraras de MÍ y acabé combinándolos en párrafos para conseguir los capítulos que dieran a luz la novela que YO quería leer.
Estoy deseando leerla, aunque ya no TE importe.
Aunque ya sepa cómo acaba…
PD: Estas líneas van dedicadas a (MÍ) TI, no son (TUYAS) MÍAS...
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