martes, 14 de diciembre de 2010

Memoria sin grilletes


Nunca me atreví a escribirte aquella canción. El miedo ha poseído todos mis pasos desde que recuerdo. Tú no tienes la culpa. Sólo haberte acercado a mí te condena. Pero no te aflijas, los grilletes son de caramelo.

Las uvas se están pudriendo en la vid porque no hay nadie cerca que quiera recogerlas. Hay quien dice que de ellas sale el vino más maravilloso que jamás probó nadie. Por eso nadie quiere recogerlas. Da miedo tanta maravilla.


(Una más que probable Pilar Rubio de hace algunos años, en una caja de sujetador, en el escaparate de una mercería de hoy en la Calle Escosura de Madrid)

 

Puedo ubicar geográficamente todos los lunares de tu cuerpo con los ojos cerrados. No tiene mucho mérito, es sólo cuestión de práctica y dedicación. En aquel tiempo alternaba con muchos poetas. Ninguno entendió lo que la ubicación geográfica de tus lunares suponía para mí. Los abandoné poco antes que a ti. Hoy sigo solo, buscando lunares en los bares de alterne. Podrás pensar que estoy perdido, pero la tecnología GPS lo inunda todo. Hasta los burdeles.

Hoy me siento (casi) buena persona. Aunque te eche de menos y eso no pueda controlarlo.

 
“La memoria es el perro más tonto, 
le tiras un palo 
y te trae cualquier cosa” 
(Tokio ya no nos quiere, Ray Loriga)



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