viernes, 30 de octubre de 2009

Año 49 D.D. (Después de Diego)

Bienvenidos y bienvenidas.
Gracias por estar ahí
. No tengo muy claro por qué has llegado aquí, pero gracias.
Pasada la
Nochebuena y la Navidad Maradoniana, entramos en el año 49 D.D. Pensé que era una fecha ideal para empezar con esto. Seguramente el año 50 D.D. sea más significativo, pero tampoco es una cosa que me coma demasiado la moral. No tengo claro que el año que viene pueda (quiera) (vaya a) arrancarme con esto. Nunca tengo claro casi nada, por eso a veces me siento obligado a lanzarme sin mirar demasiado si la piscina está llena de agua o es el reflejo del fondo azul de la piscina lo que me transmite el frescor.
You miss too much these days if you stop to think” cantaba U2 en “Until the end of the world. Llevo media vida dejando pasar el tiempo y poniéndome excusas, una tras otra, a cual más estúpida, para no hacer algo (cualquier cosa).
“Me se come la desidia y me cuelgan las arañas” cantaba
Extremoduro en “Quemando tus recuerdos”.
Y en esa disyuntiva me muevo y me he movido siempre. Es cómodo dejarse vencer por la desidia. Es fácil justificar una derrota si te enfrentas a pecho descubierto con ella. Es poderosa y te engaña. Tiene mil
estratagemas para vencerte siempre y en todo lugar, y ni siquiera mis ganas de no perderme cosas logra mostrarle resistencia.
Me apoyo en mi gente. En mi alrededor. En los que me quieren o me engañan haciendo cosas en las que muestran cariño hacia mí (que viene a ser lo mismo, porque vale igual). Y me ayudan. Y me dan armas para combatir. Se baten a duelo conmigo, pero aunque ganemos alguna batalla, la guerra la tengo perdida de antemano.


Por eso escondo la cabeza bajo tierra. O parece que la escondo, como siempre ha dicho la leyenda que hacían los avestruces. Me gusta pensar que la imagen que tenemos de los dibujos animados infantiles es cierta y que crecer no ha hecho que descubra que no es más que una extraña creencia muy extendida.

Siempre creí que los avestruces metían la cabeza bajo tierra cuando tenían problemas o veían algún peligro. Solía pensar que yo era igual. Seguramente sigo
siéndolo. Suelo pensar que soy así. Pero todo eso de la cabeza no es más que una imagen transmitida por los dibujos animados de nuestra infancia, vamos, un mito falso

Ya estoy aquí, como tantos otros. No sé si tengo mucho que decir, pero no me lo voy a callar. Han sido muchos años en el armario. Han sido tiempos de pudor. Da igual, te vas a reír de mí igual, la diferencia es que ahora yo también me río. Esto es culpa tuya. Llevas mucho tiempo pegándome patadas para que salga a la luz. Ahora me toca a mí no decepcionarme.
Trataré de volcar aquí todas mis neuras. Compartir mis relatos y escritos. Vomitar cibernéticamente el día que no tenga nada mejor que decir.

Gracias B, esto en parte es idea tuya. Gracias S, esto en parte es culpa tuya. Gracias C, esto en parte es para tí. Gracias P, esto en parte es lo que quieres. Gracias R, esto en parte es tuyo.

Y gracias a tí, por venir a verme.

Ojalá no me arrepienta de haberme conocido



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